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El escándalo por Petrobras llega a los grandes contratistas

  • 16 noviembre 2014 /

El viernes, la policía federal arrestó a 18 personas, incluyendo a Renato Duque, ex di­rector de Servicios de Petrobras.

Río de Janeiro.

La onda expansiva de la investigación sobre presunta corrupción en el gigante Petróleo Brasileiro SA involu­cra ahora a otro ex ejecutivo de la compañía, para alcanzar además a algunas de las empre­sas constructoras más poderosas del país en una polémica que amenaza con desestabilizar la segunda presidencia de la recién reelegida Dilma Rousseff.

El viernes, la policía federal arrestó a 18 personas, incluyendo a Renato Duque, ex di­rector de Servicios de Petrobras. Las autori­dades alegan que Duque y otros fueron parte de una trama de sobornos y lavado de dinero que transfirió cientos de millones de dólares de la petrolera a los bolsillos de empleados, contratistas y políticos.

La policía también envió decenas de órde­nes de registro y allanó las oficinas de 11 com­pañías sospechosas de haber participado en el fraude. Se presume que las empresas, entre ellas multinacionales brasileñas como Odebre­cht SA, Camargo Corrêa SA y Constructora OAS SA, habrían coludido para inflar los cos­tos de trabajos realizados para Petrobras.

Los fiscales sostienen que algunas de las ga­nancias resultantes fueron a parar a ejecutivos de Petrobras y políticos de alto nivel, incluyen­do algunos miembros del gobernante Partido de los Trabajadores, un cargo que el partido ha rechazado en varias ocasiones.

La investigación, que se ha gestado des­de hace un tiempo, estalló un par de semanas después de una reñida contienda electoral que dejó a Brasil profundamente dividido. Ana­listas dijeron que la rapidez con que se están desarrollando los eventos puede convertirse en una distracción importante para Rousseff, que enfrenta una oposición reforzada e inten­ta formar un equipo que resucite la moribunda economía de Brasil.

La red de supuestos delitos se extiende tan rápido que podría retrasar el debut del nuevo gabinete de Rousseff, dijo Thiago Aragão, un analista político de Arko Advice en Brasilia. “¿Qué pasa si nombra un nuevo ministro para luego tener que destituirlo al día siguiente cuando se descubra que también está involu­crado en el escándalo?”, preguntó Aragão.

Rousseff, que se encuentra en Australia para la cumbre del G-20, dijo que la investi­gación bautizada “Operación Lava Autos”, “cambiará para siempre las relaciones entre la sociedad brasileña, el Estado y las empresas privadas”, y que “de hecho, puede cambiar el país para siempre en el sentido de que se va a acabar con la impunidad”.

La investigación también perjudica a Pe­trobras, que está entre las grandes petroleras más endeudada del mundo, con alrededor de US$170.000 millones en obligaciones. La com­pañia tiene en su mayoría proyectos de explo­ración caros en aguas profundas en momen­tos en que los precios globales del crudo se derrumban.

La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) lleva a cabo una investigación civil sobre los supuestos delitos de Petrobras y en el último mes ha estado cooperando con los fiscales brasileños que investigan el caso, según el procurador federal brasileño, Carlos Fernando dos Santos Lima. La SEC ha tomado cartas en el asunto porque Petrobras cotiza en EE.UU. La comisión no quiso comentar.

La petrolera anunció la semana pasada que pospondrá el anuncio de sus resultados finan­cieros auditados del tercer trimestre, previs­tos para el viernes pasado, debido a la inves­tigación de corrupción. La empresa planea, en cambio, dar a conocer “información relaciona­da a sus resultados” el lunes.

El viernes, el real brasileño descendió a su nivel más bajo en nueve años. Las acciones de la petrolera cayeron 2,5% en Nueva York. Sus títulos han perdido alrededor de 30% desde el 1 de octubre.

Como parte de la operación del viernes, la justica brasileña congeló 720 millones de rea­les (US$277 millones) en activos de propiedad de los investigados. Las firmas de construc­ción blanco de la pesquisa tienen alrededor de 59.000 millones de reales (US$22.600 millo­nes) en contratos con Petrobras, según Igor Romário de Paulo, jefe de la policía federal regional.

Las órdenes de arresto de la policía inclu­yen a tres ejecutivos de Construções e Co­mércio Camargo Corrêa SA, la división de construcción de Camargo Corrêa SA: Dalton dos Santos Avancini, Eduardo Hermelino Lei­te y João Ricardo Auler, presidente ejecuti­vo, vicepresidente ejecutivo y miembro de la junta de la unidad, respectivamente. La po­licía también allanó la casa de Márcio Faria, presidente ejecutivo del grupo de ingeniería industrial de Odebrecht Engenharia Indus­trial, pero no lo arrestó.

Una vocera de Camargo Corrêa dijo que la empresa ha estado cooperando con las auto­ridades y rechaza los “actos de coerción” de la policía. Una portavoz de Odebrecht confir­mó que la policía allanó una de sus oficinas el viernes; a principios de semana la firma “negó vehementemente” las acusaciones de que ha­bía sobornado a ejecutivos de Petrobras. Una vocera de OAS confirmó que la policía visitó su sede en São Paulo pero no quiso confirmar si alguien de su personal había sido arrestado.

Legisladores en Brasilia llevan a cabo su propia investigación, un largo proceso que, junto con las acciones de la policía, ha gene­rado un constante flujo de titulares vergonzo­sos para el gobierno.

“El escándalo debilita (a Rousseff) consi­derablemente, justo en momentos en que en­frenta una oposición revitalizada, un grupo de aliados políticos intranquilos, la casi paraliza­ción de la economía y la posibilidad cierta de que las firmas de calificación reduzcan la nota de la deuda brasileña a estatus chatarra”, dijo Matthew Taylor, un profesor de la Universi­dad Americana, en Washington, que sigue la corrupción en Brasil.

Duque, el ex ejecutivo de Petrobras arres­tado el viernes, dejó la empresa en 2012 como parte de cambios en la gerencia realizados por la entonces entrante presidenta ejecutiva Ma­ria das Graças Foster. Una vocera de Duque confirmó el arresto, que calificó de “injustifi­cado e inapropiado”.

Se trata del segundo ex alto ejecutivo de Petrobras arrestado este año. En marzo, la po­licía federal arrestó a Paulo Roberto Costa, ex director de operaciones de exploración de Pe­trobras —ahora bajo arresto domiciliario —, quien luego prestó testimonio como parte de un acuerdo con las autoridades.

En su testimonio, publicado en parte por una corte brasileña, Costa dio detalles de una supuesta conspiración de sobornos e identificó a Duque como una persona que recibía sobor­nos. Costa no pudo ser contactado inmediata­mente para ofrecer comentarios.

La “Operación Lava Autos” empezó hace ocho meses, pero no tomó ritmo hasta el tes­timonio de Costa. Los grupos bajo investi­gación movieron más de 10.000 millones de reales (unos US$3.800 millones) en “operacio­nes financieras atípicas”, dijo la policía fede­ral. Los investigadores quieren saber cuánto de ese dinero perdido afectó las operaciones de Petrobras.

“Dado que Petrobras es la joya de la coro­na del capitalismo de Estado de Brasil, es una bomba de tiempo, y acaparará los titulares en el futuro cercano”, dijo Taylor, el profesor de la Universidad Americana.