Santiago de Chile.
El nivel de la desigualdad es un obstáculo para alcanzar el desarrollo sostenible en Latinoamérica y el Caribe, afirmó ayer la Cepal en Santiago, donde presentó su Panorama Social 2016.
Dicho riesgo ha incrementado en los últimos años, con un descenso de la desigualdad de ingresos que ha ralentizado desde 2012, tras haber mejores cifras en 2008.
La desigualdad es “una característica histórica y estructural de las sociedades, que se manifiesta a través de múltiples circuitos viciosos”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
“Avanzar hacia su reducción significativa es uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, suscrita por los países de la región en 2015”, subrayó.
Aunque el indicador de Gini para los ingresos personales mostró en 2015 un valor promedio de 0.469 para 17 países de la región (0 representa ausencia de desigualdad y 1 desigualdad máxima), un nivel considerado alto, el ritmo de descenso bajó a la mitad entre 2012 y 2015, consigna el documento. El descenso de la desigualdad responde a la prioridad que dieron los países al desarrollo social, con una mejora relativa de los ingresos laborales en los sectores más pobres.
La formalización del empleo y la subida real de los salarios mínimos, además de un incremento de las transferencias monetarias hacia los estratos de menores ingresos han sido factores preponderantes en ese descenso.
No obstante, se observa que las mejoras no estuvieron necesariamente asociadas con un reparto más equitativo del capital y el trabajo, añade.
Destaca que la distribución del ingreso es solo una de las dimensiones de la desigualdad y resalta las diferencias en el uso del tiempo entre hombres y mujeres.
El nivel de la desigualdad es un obstáculo para alcanzar el desarrollo sostenible en Latinoamérica y el Caribe, afirmó ayer la Cepal en Santiago, donde presentó su Panorama Social 2016.
Dicho riesgo ha incrementado en los últimos años, con un descenso de la desigualdad de ingresos que ha ralentizado desde 2012, tras haber mejores cifras en 2008.
La desigualdad es “una característica histórica y estructural de las sociedades, que se manifiesta a través de múltiples circuitos viciosos”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
“Avanzar hacia su reducción significativa es uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, suscrita por los países de la región en 2015”, subrayó.
Aunque el indicador de Gini para los ingresos personales mostró en 2015 un valor promedio de 0.469 para 17 países de la región (0 representa ausencia de desigualdad y 1 desigualdad máxima), un nivel considerado alto, el ritmo de descenso bajó a la mitad entre 2012 y 2015, consigna el documento. El descenso de la desigualdad responde a la prioridad que dieron los países al desarrollo social, con una mejora relativa de los ingresos laborales en los sectores más pobres.
La formalización del empleo y la subida real de los salarios mínimos, además de un incremento de las transferencias monetarias hacia los estratos de menores ingresos han sido factores preponderantes en ese descenso.
No obstante, se observa que las mejoras no estuvieron necesariamente asociadas con un reparto más equitativo del capital y el trabajo, añade.
Destaca que la distribución del ingreso es solo una de las dimensiones de la desigualdad y resalta las diferencias en el uso del tiempo entre hombres y mujeres.