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Abogados ayudan a los niños centroamericanos

  • 06 octubre 2014 /

Los defienden en forma gratuita para que tengan un debido proceso en Estados Unidos.

Nueva York, Estados Unidos.

Alejándose de su clientela fre­cuente, abogados de algunos de los principales bufetes y corpo­raciones de Estados Unidos están ofreciendo su trabajo voluntario para representar, sin cobrar ni un centavo a niños que entraron al país sin la compañía de un adul­to.

Desde fines de julio, cuando se extendió por la frontera una ola de migración de menores centro­americanos, abogados que usual­mente cobran cientos de dólares por hora han estado tomando cla­ses para aprender sobre las leyes migratorias y asumir los casos de los niños. Las organizaciones de ayuda legal lo consideran una respuesta sin precedentes de los grupos de abogados.

El esfuerzo hace a las firmas blanco de las críticas de los acti­vistas conservadores, que dicen que los niños deben ser devuel­tos a sus países de origen. Aun así, los abogados dicen que los menores, que no tienen derecho a un abogado de oficio, sí tienen derecho a un proceso legal.

Rachel Ehrlich Albanese, una abogada de reestructuraciones corporativas de Akin Group en Nueva York, dijo que se sintió consternada cuando leyó que el gobierno estadounidense había creado una lista de casos para acelerar la deportación de los ni­ños, muchos de los cuales habían huido de la violencia y empren­dieron una travesía peligrosa para llegar a EE.UU. “Tengo co­razón y dos hijos”, aseveró.

Estos abogados, muchos de los cuales son expertos en leyes de ban­carrota, impuestos o bienes raíces, usualmente enfrentan una curva de aprendizaje cuando se trata de de­rechos de niños centroamericanos bajo la ley estadounidense.

En el tercer trimestre, Albane­se se unió a unos 20 abogados en una sesión de capacitación ofre­cida por una organización de ayu­da legal para aprender sobre asilo y otras formas de salidas legales disponibles para los menores que viajaron solos. Albanese recono­ce que no está familiarizada con esa rama legal y que necesitaba las clases.

Más de 66.000 niños, en su mayoría hondureños, guatemal­tecos y salvadoreños, viajaron solos a EE.UU. en los primeros 11 meses del año fiscal que terminó el 30 de septiembre, casi el doble que el año previo.

Tras ser detenidos en la fron­tera, los menores son procesados por el gobierno federal y dejados en custodia de parientes o ami­gos en EE.UU. mientras aguardan un proceso de deportación.

Contar con la representación de un abogado puede marcar una diferencia significativa. Casi la mitad de todos los menores con abogado en la última década con­siguieron permiso para permane­cer en el país, según un informe de Transactional Records Access Clearinghouse, un proyecto de la Universidad de Syracuse que re­úne y analiza datos federales. En el caso de los que no contaron con representación, nueve de cada 10 eran devueltos a sus países de origen, según el estudio.

Mark Krikorian, director eje­cutivo del Centro para Estudios de Inmigración, que es partida­rio de las campañas en contra de la inmigración ilegal, dijo que represe “relaciones públicas para los abogados corporativos” que deberían preocuparse primero por los estadounidenses pobres.

Los bufetes de abogados dicen que sus profesionales sí ofrecen trabajo voluntario a varias cau­sas, incluidos derechos de anima­les, matrimonios de personas del mismo sexo y otros temas que ge­neran controversia.

El senador republicano Char­les Grassley, del estado de Iowa, conocido por su postura enérgica en contra de la inmigración ile­gal, dijo que los “abogados y sus firmas escogen trabajos gratui­tos todo el tiempo, así que es su prerrogativa si quieren invertir sus recursos en esto”.

Al tomar los casos de los me­nores, “no estamos haciendo nada político”, dijo David Lash, un abogado en Los Ángeles que di­rige el programa pro bono global de la firma O’Melveny & Myers. “Nuestro trabajo es asegurarnos de que estos niños tengan acceso a la justicia. Sin un abogado, no tienen un debido proceso”.

Ellyn Josef, coordinadora pro bono de Vinson & Elkins, dijo que la firma de Houston no ha visto una reacción negativa en sus clientes por representar a inmi­grantes indocumentados. En su folleto más reciente para clien­tes, su trabajo pro bono describe el caso de una niña que huyó de El Salvador y que obtuvo el derecho de permanecer en EE.UU. gracias a la firma.