Lo lógico es pensar que con 37 años en la espalda aún te queda mucha vida por delante. Sin embargo, hay excepciones que te ponen los pelos de punta. Por ejemplo es el caso de Marieke Vervoort, una belga que hace tres lustros se vio sorprendida con una enfermedad degenerativa que la postró en una silla de ruedas y que a día de hoy le ha llevado a pedir la eutanasia para poner fin a su sufrimiento.
Vervoort (Diest, 1979) y el deporte siempre mantuvieron una relación estrecha. La belga arrojaba en la competición la adrenalina necesaria para calmar su hiperactividad. En el año 2000 fue diagnosticada con una enfermedad rara que la obligó a recurrir a la silla de ruedas y resetear su vida.
| EUTANASIA
Acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra.
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Marieke Vervoort ganó medalla en los 100m de Londres 2012.
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ÚLTIMO ESFUERZO
Vervoort sabe que su enfermedad es degenerativa e incurable. 'Es inútil quejarse', subraya a la par que insiste que su única motivación para seguir viviendo es la competición. En Río participará en los 100 y 400 metros sin renunciar a nada. 'Hay posibilidad de medalla, pero será difícil porque la competencia es muy fuerte. Estoy entrenando muy duro, luchando día y noche con mi enfermedad. Espero terminar mi carrera en un podio', asegura la apodada Wielemie ('la rueda y yo' en francés). Será, según sus propias palabras, un último esfuerzo.
Y después, ¿qué? Marieke parece tenerlo claro. Las dificultades que tiene, ya no solo para competir sino también para sobrevivir día a día, han precipitado la decisión de pedir la eutanasia en su país. Ella ya tiene el consentimiento de tres médicos -requisito necesario- y los papeles listos.
Debido a su enfermedad sufre terribles dolores y deterioro físico.
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FUNERAL SIN IGLESIS NI PASTELES
Los Juegos Paralímpicos han marcado un antes y un después en su vida. Tras la buena actuación en Londres hace cuatro años, Vervoort publicó un libro y protagonizó un documental donde se la mostraba como una mujer con espíritu de hierro capaz de vencer a su enfermedad a base de carácter, paciencia y fuerza de voluntad. Sin embargo, esa vivacidad parece haberse consumido. 'Es muy difícil ver que, año tras año, hay cosas que ya no puedo hacer', asegura la atleta belga.
A pesar de lo cruel de su historia, Marieke se niega a que en los últimos capítulos sean de compasión. 'Quiero disfrutar de los últimos buenos momentos', asegura quien ya sueña con un funeral sin iglesias ni pasteles. 'Quiero que todos tengan una copa de champán en la mano y un pensamiento feliz para mí', sentencia.