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Impresionante cueva de sal en España

  • 24 octubre 2016 /

Explorar la Montaña de Sal de Cardona es una travesía al más ‘cálido invierno’

Cardona, España.

Las paredes están recubiertas ¿de nieve? Apenas se pone un pie en el interior de esta cueva y se piensa en aquellas de la Antártida, a las que solo los más valientes exploradores tienen pase de acceso.

Sin embargo, nada más lejano de la realidad. Aquí nadie padece por el frío, estamos en promedio
a 17 grados centígrados dentro de la Montaña de Sal de Cardona, en el norte de España, a 95
kilómetros de Barcelona. Este lugar alojó, de 1929 a 1990, la Mina Nieves de Cardona, de la que se extrajeron toneladasde sal.

Pero en 2003 se transformó en un atractivo turístico bajo el nombre de Parque Cultural de la Montaña de Sal, en el que se explica la historia del lugar y lo mejor, que invita a recorrer su interior. Y sí, aquello que en un principio parecía nieve es, en realidad, sal.

Al llegar hay que colocarse un casco para evitar cualquier accidente y el acceso al interior se realiza en grupos guiados por personal del parque. Para conocer los horarios de los recorridos, hay que revisar primero el portal cardonaturisme.cat.

Una vez dentro de la montaña, Mónica Pérez, guía del lugar, pide a los visitantes que observen con detenimiento las paredes, en varias hay murciélagos disecados. Gracias a que la sal resulta un excelente conservante, los animales están en perfecto estado. Al igual que una escalera de madera que aparece más adelante.

Foto: La Prensa

En el camino también hay varios letreros con la leyenda “Favor de no arrancar la sal”. Nunca falta el turista que desea intentarlo, a pesar de que los granos están perfectamente adheridos. Cuando la montaña era mina de extracción se habilitaron cientos de galerías para que los trabajadores tuvieran más espacio.

Pero se crearon tantas que la montaña quedó prácticamente hueca, lo que permitió que surgiera
dentro una pequeña ciudad con automóviles y estaciones de gasolina, así como zona de duchas
para los mineros.

Hacia la década de los 80, los mineros lograron internarse más de mil 300 metros y soportaban
temperaturas superiores a los 40 grados centígrados.Sin embargo, se volvió tan costoso y arriesgado excavar a esas profundidades que la mina cerró.

Ahora, con su uso turístico, solo algunas de las galerías están habilitadas para recibir visitantes.
Lo más que se puede descender son 86 metros de profundidad. Más que suficiente para quedar
fascinado al ver que de algo tan común, como la sal, surge el invierno en el interior de una montaña.