San Pedro Sula, Honduras
Por segundo año consecutivo, la desinformación se posiciona como el principal riesgo a nivel mundial a corto plazo (dos años), según el informe de 2025 del Foro Económico Mundial (FEM).
Este fenómeno, según el documento, amenaza a la población mundial con polarización, generación de caos en conflictos sociales y erosión de la confianza en las instituciones democráticas.
Dado que es un problema que encabeza las amenazas que enfrenta el mundo, esto acelera la urgencia de creación de iniciativas para abordar la crisis, sobre todo, en procesos electorales, en los que puede aumentar la vulnerabilidad de la toma de decisiones basadas en contenido falso.
Y no es para menos: en un mundo en el que la información es poder, la desinformación plantea serias amenazas a la economía y a la población mundial, enfatiza FEM.
Incluso, tres de cinco grupos de interés, consultados por el FEM, en sus evaluaciones (la academia, el gobierno y el sector privado) destacaron que la desinformación representa el mayor riesgo global para ellos.
La desinformación coge fuerza cuando las estructuras de los países no están bien consolidadas, como es el caso de Honduras, que cuenta con desigualdades económicas, sistemas políticos frágiles y una carencia de alfabetización mediática, pese a las iniciativas de LA PRENSA.
Dentro de las propuestas que tiene el FEM, figura aumentar la financiación de la alfabetización digital para la reducción de la desinformación y la polarización política, dos problemas complementarios.
Es por ello, que LA PRENSA, por medio de su programa de educación mediática, se compromete con el combate de la desinformación con alianzas estratégicas con la academia.
Desinformación crea polarización
Los avances tecnológicos y el mundo de las redes sociales ha formado un espacio propicio para el crecimiento exponencial de la desinformación, que crece como espuma.
El aumento del uso de plataformas digitales y el creciente volumen de contenidos generados por inteligencia artificial (IA) están haciendo más omnipresente la desinformación, señala el FEM.
Es por ello que en los riesgos mundiales clasificados por gravedad a largo plazo (10 años), la desinformación está en quinto lugar, seguido por “resultados adversos de la inteligencia artificial”.
Y, sobre todo, según el FEM, los contenidos fabricados se relacionan e influyen directamente en la polarización social.
También, la desinformación tiene una alta influencia en otras amenazas, como derechos humanos, ciberespionaje y guerra, daños en línea, censura y vigilancia.
En el caso del panorama electoral hondureño (que actualmente vivimos), la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) indica en el informe de 2024 titulado “Desinformación electoral en Honduras: el peligro para la democracia del que no se informa” en colaboración con el Instituto Republicano Internacional (IRI) que, “cuando los votantes reciben información falsa, sus decisiones pueden basarse en premisas erróneas, lo que afecta la elección de representantes y limita la capacidad de los ciudadanos para ejercer un voto libre e informado”.
Tanto la polarización política como la social sesgan las narrativas y distorsionan los hechos, lo que contribuye a reducir la confianza en los medios de comunicación, indican análisis de LA PRENSA Verifica.
Por ejemplo, una investigación de LA PRENSA Verifica (de 2024), se identificaron perfiles dedicados a la difusión de desinformación en redes sociales como X y TikTok, que juntos habían alcanzado casi 9 millones de interacciones.
Esto evidencia la amplia difusión y el potencial impacto de la desinformación en la opinión pública hondureña y en la democracia.
En el caso de Honduras, “la importancia de combatir la desinformación en los contextos electorales radica en su potencial para influir en los resultados y desestabilizar los procesos democráticos”, menciona ASJ en su informe.
En sintonía con datos de FEM, el 85% y el 82% de las personas creen que pueden reducir el impacto de riesgo de la desinformación y polarización (respectivamente) mediante la sensibilización y la educación mediática.