Las chicas del cable, la primera serie española original de Net-flix, regresa el 9 de agosto con una cuarta temporada, en plena instauración de la república y en la que sus protagonistas femeninas siguen luchando por la tan ansiada igualdad de derechos.
Una historia que sirve para echar la mirada atrás a la España de 1931 y que estará disponible para más de 150 millones de usuarios de la plataforma en todo el mundo, algo que todavía es difícil de asimilar para las actrices. “No sabíamos cómo iba a ser ese matrimonio”, comenta Blanca Suárez a Efe. “Ha sido una sorpresa día tras día. No sabíamos las repercusiones de estar en una serie que se iba a ver en 190 países. Desde Madrid, donde rodamos, no tenemos una concepción real de lo que está pasando con la serie y con el monstruo de Netflix que todo lo abarca”, añade.
La artista, que recrea a Lidia en la ficción, retoma su vida laboral en esta cuarta temporada “con mucha ilusión y fuerza” tras la maternidad, aunque “no vive buenos momentos” porque Francisco (Yon González) “está en situación crítica”.
Las protagonistas estarán inmersas en las luchas sociales de una época convulsa, con una trama de misterio en la que todas deben unirse para resolver un caso que puede llevar a una de ellas a la pena de muerte.
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La serie ha hecho que actrices como Nadia de Santiago tengan “más conciencia de la posición de la mujer a lo largo de la historia”, según confiesa la intérprete, que encarna a Marga en la ficción.
La cuarta temporada de Las chicas del cable se centra en el personaje de Carlota, quien decide lanzarse a alcaldesa de Madrid, pero es inculpada injustamente de asesinato y trasladada a prisión.
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En esta nueva entrega, Marga ascenderá profesionalmente y se convertirá en una de las primeras mujeres contables de España, pero la intérprete advierte que las chicas van a tener que estar “más unidas que nunca” porque viene una temporada muy potente.
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