Renovable, ecológica, cálida y con múltiples propiedades, la madera es uno de los materiales más nobles que ofrece la naturaleza y por su condición de recurso natural, el hombre la utiliza en multitud de sectores de la sociedad.
“Sin embargo, su exposición a toda clase de agentes externos, tales como la humedad y la sequedad procedente de los rayos del sol, pueden dañar en gran medida su belleza y calidad”, explica el ebanista, Pablo Almendárez.
Si su madera pierde el brillo, la belleza y robustez exterior, se agrieta con el tiempo, tarda en secarse y es difícil de limpiar; seguramente no ha estado tratada con un barniz al agua.
“Este tipo de solución está considerada ya como la última novedad para el mantenimiento y protección de la madera, sin dañar sus propiedades ecológicas”, agrega. Además, los barnices acuosos están respaldados por la próxima ley sobre los revestimientos de la madera, que entrará en vigor en los próximos años, que sólo reconoce como únicos protectores utilizados en este mercado a los de base acuosa.
Los barnices de base acuosa han ido sustituyendo a los de base disolvente y ofrecen máximas ventajas para el revestimiento de la madera.
Entre sus propiedades, cabe destacar la alta elasticidad, que proporciona gran rendimiento a las maderas exteriores.
Otro paso
Los barnices protegen la madera desde fuera, creando una película que impide que ésta se vea sometida al desgaste ocasionado por la humedad, los rayos solares u otras
condiciones externas.
Los de última generación, transparentes y con filtros solares, poseen cualidades óptimas que evitan que la madera se escame o cuartee.