El recuento de los internos disminuye en los centros hospitalarios, por lo que es en el Hospital Escuela donde se encuentran los pacientes de mayor gravedad que sufrieron quemaduras en el incendio en la Feria del Agricultor.
En las salas 31 personas continúan internas, de las cuales seis presentan mayores daños en su piel. Entre los pacientes delicados están tres adultos y dos menores, estos últimos luchan por recuperarse en el Materno Infantil.
Mientras tanto, en el Seguro Social los internos suman 18, dos de ellos tienen un diagnóstico reservado.
Las personas que presentaban lesiones más leves están internas en el hospital General San Felipe, que alberga aún nueve personas después de dar de alta a tres con quemaduras menores.
Apoyo
Ante los constantes llamados de auxilio de las autoridades del Hospital Escuela, el Gobierno se hizo presente con un lote de materiales quirúrgicos.
El donativo, que incluía batas médicas, guantes, aceites y otros artículos clínicos fue entregado por la primera dama, Ana García. En el centro, la esposa del Presidente visitó a las víctimas del incendio ingresadas en la Sala de Adultos Quemados del centro hospitalario.
Conoció también la historia de la familia de Alexander Varela, hermano de Dania Varela, la mujer embarazada que fue afectada por la llamas y que ayer dio a luz a un pequeño varón.
Varela le relató que en el incendio también se vio afectada su esposa Mary Ruby, su hermano Delmer Fernando Varela y sus cuñados Olman Aguilera y Devi Catalina Berríos Girón. Al concluir la visita, la señora de Hernández pidió a los hondureños orar a Dios para que la recuperación de los afectados sea pronta. Además, prometió que el Gobierno buscará soluciones laborales para las familias que perdieron sus herramientas de trabajo en el hecho y para los visitantes que resultaron afectados durante el siniestro.
“Buscando a mi esposa salvé a una señora”
“Me parece increíble que después de seis años de no ir a la Feria del Agricultor vine a encontrar esto”, expresó Antonio Rivera, el ciudadano que rescató de las llamas a una dama.
“Mi esposa y yo vivimos en Yuscarán y nos detuvimos ahí para buscar los ingredientes para una sopa, pero le dije que nos comiéramos unas tajadas”, relató. Según Antonio, él pidió la comida para llevar, y en lo que se la servían, se escuchó la explosión.
“En el momento no miraba a mi esposa, yo le gritaba ¡Ana!, me metí debajo de las mesas, rodeaba el lugar y nada. No sé cómo miré a la viejita incendiándose y no lo pensé dos veces para apagar el fuego, dijo. Arrastré hasta donde pude a la señora, vi que alguien la ayudó, apagué chimbos y mi alegría desbordó al ver a Ana. La lleve en brazos hasta la ambulancia, solo sé que está interna”, lamentó.
“Regresé al infierno por salvar a mi esposa”
El amor por su esposa permitió que no hubiera llamas que lo detuvieran en la búsqueda del ser que por un momento pensó no volvería a ver.
En sus ojos se refleja la impotencia de estar herido y no tener noticias de la mujer que ama. Y es que la prisa la provoca el saber que su esposa está interna tal vez en una situación peor que él.
Esa es la angustia que embarga a Johny Domínguez, un joven que permanece interno en la sala de hombres del hospital San Felipe, y no sabe nada de su esposa Karen Acosta, quien está hospitalizada en el mismo centro asistencial.
“Me regresé al infierno por salvar a mi esposa” expresó al recordar la tragedia.
Y es que en los centros hospitalarios el dolor continúa, y mientras algunos abandonaron las salas de recuperación, otros se aferran con fuerza a la vida, mostrando que para vivir hay que luchar.
“Había gente en llamas y niños llorando”
“Mi esposo y yo trabajamos juntos en una venta de baleadas: yo me encargo de la comida y él de las bebidas.
Recuerdo que estaba atendiendo a una pareja de esposos que pidieron tajadas.
Escuché un estallido pequeño y me volteé y no se miraba nada, solo un montón de humo gris, y de repente que se escucha un impacto fuerte.
La gente se volvió loca ahí, había gente en llamas, niños llorando, viejitos con la ropa quemada. Yo soy nerviosa y me quedé parada sin pensar en nada, sabía que mi cuerpo estaba quemado, sentía el dolor, pero por inexplicable que parezca no me podía mover.
No sé cómo de la nada siento que me agarran del brazo y miro a Johny, mi esposo, que ya había salido de ahí y que regresó por mí.
Él es mi héroe y sé que su amor por mí es grande porque se regresó. Sé que está aquí interno en el hospital San Felipe. Yo no lo he visto”.
“Le pido a Dios que Daniel se mejore”
“Mi hermano Daniel Alvarado trabaja en la alcaldía, es un buen hombre, sé que se va reponer de esta situación”, manifestó Martha Alvarado.
“Sé que minutos antes de la tragedia él estaba almorzando con un amigo, imagino que la plática se extendió, aunque también al momento de la explosión ya estaba solo. A él lo trasladaron primero al hospital en una ambulancia y luego lo enviaron aquí al Seguro.
Desde que lo ingresaron no sabemos nada y no nos hemos movido de esta puerta con mi familia.
Creo que está muy mal porque permanece aparte en cuidados intensivos y viera la angustia que nos provoca no verlo.
Le pido a Dios que Daniel mejore y que no se vaya a complicar su recuperación.
Espero que podamos verlo pronto, como le digo, no pensamos movernos de aquí hasta tener noticias de él”.