Choloma.
Desde el momento del accidente no se separó de su pequeña, se olvidó de sus lesiones para sacarla de entre los escombros y llevarla al hospital, adonde le tocó vivir el dolor más grande: ver morir a su hijita menor.
Ayer vestía la misma ropa, abrazaba a su esposa para consolarla, pero se mantenía fuerte. Melvin Zelaya, padre de la pequeña Emily Angely Zelaya (8), se aferra a los momentos vividos con su hija, cada vivencia representan para él un motivo para entender que en el plan de Dios marcaba que su hija debía partir para ser parte de un propósito de Jehová.
“Si ella no hubiese sufrido ese percance, sé que hubiera usado algunas palabras para consolar a otros.
La lectura de Juan 17:3 era un versículo que le gustaba recitar porque menciona que el conocimiento que recibimos de la palabra de Jehová resulta en vida eterna”, relató Zelaya.
Y es que todos recuerdan a la pequeña como alguien que le gustaba predicar mucho el evangelio.
Pese a su corta edad, Emily era un ejemplo para los niños, no solo los de su iglesia, sino también sus compañeros del segundo grado de la escuela Mary Flakes, de Choloma.
“Queremos recordar sus vivencias, incluso antes de salir bromeábamos y yo le decía, si vas a viajar mirá que allí podés perder la vida. Entonces ella me dijo, no, si la pierdo voy a morir cumpliendo la voluntad de Jehová”, contó el padre de Emily. Recordar esas palabras ayudan a Melvin a superar la pérdida de su hija. El padre recuerda cuando se sacó el cuerpecito de su hija del bus.
“No me despegué ni un momento, cuando íbamos en la ambulancia no perdía la esperanza de que ella tuviera algunos signos vitales. Los doctores intentaron por media hora darle animación para que reaccionara. Pero después de media hora me dijeron que ya no había nada que hacer” dijo.
Emily Angely Zelaya de 8 años. Cursaba el segundo grado.
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