TEGUCIGALPA.
A pesar de la intensa búsqueda no pudieron hallarlo debido a la oscuridad y lo espeso de los matorrales.
A las 11:00 pm del lunes lo vieron por última vez; de ahí en adelante todo fue un martirio para su familia.
Lo buscaron en las postas, creyendo que podía haber sido detenido por la Policía debido al toque de queda, también en los hospitales públicos, pero en ningún lugar encontraron respuestas alentadoras.
Joel Nehemías Ochoa Barahona no aparecía por ningún lado. Las horas pasaban y la desesperación de sus parientes aumentaba con el paso del tiempo.
A eso de las 5:00 pm del martes, un campesino residente en el cerro de El Picacho avistó el cuerpo de un hombre tirado en medio de la vegetación cuando andaba en busca de leña junto a un pariente.
Elementos de la Policía Militar, destacados en la zona de El Bosque, fueron notificados del hallazgo y salieron hacia las faldas de El Picacho.
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homicidios reporta la Secretaría de Seguridad hasta el 26 de enero, 37 menos que el mismo periodo de 2020.
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Ayer, alrededor de las 6:15 am, con la claridad del día, la búsqueda se reactivó y el descubrimiento hecho por los leñadores horas antes fue corroborado por las autoridades.
Para desdicha de la familia capitalina, se trataba de Joel Nehemías. El cuerpo presentaba un impacto de bala en la cabeza y sus manos quemadas parcialmente.
Sus familiares relataron que el muchacho de 23 años vivía en el barrio El Bosque. Todos los días al salir de su trabajo regresaba a su casa, se bañaba y luego salía rumbo al barrio El Chile a visitar a su pareja y madre de su hijo y otro que estaba por venir.
El lunes pasó lo mismo y en horas de la noche cuando regresaba a la casa de su madre, desapareció.
| El cuerpo de Joel Nehemías Ochoa fue llevado a la morgue capitalina.
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