De las garras de su propio hijo, Jesús Amado Matta, fue rescatada la anciana Rosa Lidia García, 86, quien sufría malos tratos físicos y psicológicos por parte de éste.
La Fiscalía Especial del Consumidor y Tercera Edad, llegó hasta la casa de habitación donde permaneció encerrada la longeva por más de dos años sin recibir visita de sus demás familiares.
La coordinadora de la Fiscalía en mención, Sarina Soto, informó que la liberación de la señora Rosa Lidia se dio luego de denuncias interpuestas por vecinos del sector de Chamelecón, quienes señalaron que Jesús Matta, de 46 años, supuestamente amarraba a su progenitora para darle golpes y después la exponía al fuerte sol.
El sospechoso, de alimentación le daba a la octogenaria una bolsa de “churros”, por lo que su situación es deplorable, según exámenes médicos.
“La señora estaba en estado de desnutrición, de esos extremos podemos deducir la violencia intrafamiliar. La perjudicada fue remitida al hospital Rivas para practicarle otras evaluaciones”, dijo.
El denunciado fue detenido ayer mediante un allanamiento por agentes policiales, quienes lo remitieron a la Primera Estación. En el momento de la detención de Jesús Amado Matta, le encontraron una arma de fabricación casera conocida como “chimba”, utilizada especialmente por pandillas.
La fiscal recalcó que recibieron denuncias por parte de vecinos, quienes alertaron que la señora estaba contra su voluntad y estaba siendo objeto de malos tratos.
“Hemos obtenido la declaraciones de los testigos y el relato de la perjudicada para constatar algunos extremos que nos servirán de base para presentar el requerimiento por el delito de violencia intrafamiliar contra Jesús Matta, además por portación ilegal de armas, porque se encontró en su casa una arma de fabricación casera”, refirió.
El Ministerio Público investiga si el acusado maltrataba a su madre para quitarle la casa donde vivían, ya que según denuncia, él alegaba que ella ya estaba cerca de morir.
Según acusación interpuesta por vecinos, Jesús Matta pretendía que su progenitora le firmara una escritura en donde lo declaraba dueño de la vivienda.
Rosa Mata, también hija de la octogenaria, relató que su hermano mantenía a su madre como “prisionera”, porque no dejaba que nadie la visitara.
