16/04/2024
10:41 AM

'Nada reprocho a Dios, pero a Edgar le faltaban metas que cumplir”

Uno de sus sueños era graduarse para ayudar a su padre con los estudios de sus hermanitas.La Municipalidad de Choloma decretó duelo en la comunidad.

CHOLOMA.

“Esta va por vos que te apasionaba la velocidad y te nos adelantaste esta vez y llegaste a la meta. Pero, tranquilo hermano que los piques aún los tenemos pendientes en la otra vida”.Así despedía Erick Hernández a su compañero de estudios Edgard Josué Obando durante el velatorio del joven a quien una bala contingencial apagó el anhelo de convertirse en ingeniero agrónomo.

“Tenía muchos sueños, uno de ellos era graduarse para trabajar y ayudar a su papá y sus dos hermanitas para que terminaran los estudios”, dijo su madre Mercedes Alcerro mientras estrujaba una cadena y un anillo de plata que fueron propiedad del infortunado.

Las alhajas se las había regalado el padre, quien se dedica al comercio, comentó la madre en la sala de la casa de una colonia de Choloma adonde se llevaban a cabo las exequias.

De esa casa salió como a las ocho y media de la mañana este miércoles para dirigirse a la Universidad de San Pedro Sula, adonde lo esperaba la muerte.

Futbolista
Creció en Choloma jugando fútbol en el equipo Reservas del Cholomita. También jugó con el Atlético Monge y estaba por participar en un torneo profesional.
Comió panqueques que les hizo una amiga de la casa, pero antes de salir en el carro hacia la ciudad pasó dejando a su hermana Itza Valeria por su colegio en el sector de Trincheras.

“Siempre íbamos a desayunar al mercado Guamilito, adonde pedía desayuno completo, pero eso sí, sin aguacate ni mantequilla. Sin embargo, ese día nosotros (los compañeros de otras carreras) teníamos clases, por eso no fuimos”, dijo su amigo Ramsés Caballero.

Foto: La Prensa

Su padre lloró al pronunciar una emotiva despedida que conmovió a los asistentes.
Sabía cómo sacar una sonrisa y una carcajada a todos con sus bromas y chistes, coincidieron compañeros suyos que estuvieron en su velatorio. Pocos minutos antes de que la muerte lo sorprendiera dentro de su propio carro, encontró a su amiga Thania Rivas en los predios de la Universidad luciendo unos enormes aretes. Al verla se sonrió y como siempre la invitó a desayunar, pero a la vez le pidió bromeando que se quitara “esos rines de carro”.

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Al final quienes decidieron acompañarlo fueron sus grandes amigos Henry Alexander Madrid y Jesús Mejía. Esperando a este último estaban cuando dentro del vehículo surgió el arma maldita en manos de Henry Alexander y se disparó, al parecer, sin la voluntad del muchacho.

Foto: La Prensa

En una de las gráficas se le ve con su compañero y amigo Henry Alexander Madrid, quien está en prisión por su muerte.
Unos días antes, el estudiante de Ingeniería, como si presintiera la muerte, le expresaba efusivamente a su padre Edgar Geovany Obando, mientras lo abrazaba, que se sentía muy orgulloso de él y que si volviera a nacer volvería a buscar al mismo papá.

El padre lo recordaba así llorando sobre el féretro: “Aquí se va mi vida, pero también mi esfuerzo y mi trabajo”. No le reprocho nada a Dios, pero simplemente no era el momento, pues faltaban muchas metas que cumplir”.

Foto: La Prensa

Edgard Josué Obando.