San Pedro Sula, Honduras
La actriz Meghan Markle podría enfrentarse a grandes decisiones y sobre todo condiciones si se quiere casar algún día no muy lejano con el príncipe Harry de Inglaterra.
Primero, no ejercería su carrera en Hollywood tal y como le pasó a Grace Kelly cuando se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco o como Charlene Wittstock, que debió dejar sus éxitos como nadadora olímpica cuando se casó con el regente Alberto. Todo eso, porque las casas reales no permite que las esposas de sus príncipes tengan responsabilidades laborales que no sean las causas y compromisos de la realeza.
Por si fuese poco se dejaría de llamar Meghan y nunca más usaría su apellido Markle. Pertenecer a la familia Windsor tiene muchas peculiaridades y entre una de ellas está el no usar el apellido de manera habitual.
Por ejemplo, los príncipes Harry, William y George. Los hijos del príncipe Carlos y Lady Di utilizan “Gales”. A diferencia del hijo del duque Cambridge es llamado George Cambridge.
Entonces, una vez que le haya dado el “sí” al hermano menor de William tendría que ser conocida como Rachel, su primer nombre o Rachel de Gales. También podría ser nombrada como princesa de Gales, título de nobleza que tuvo la inolvidable Lady Di al contraer nupcias con el príncipe Carlos.
Se desconoce la forma en la que tendría que ser conocida, pero no se salvará de este protocolo real. “Tal vez, no habrá que esperar mucho para que sea llamada “princesa Rachel de Gales”, ya que los rumores sobre su compromiso podrían dejar de serlo muy pronto, luego de tan reveladora entrevista que ofreció la actriz a Vanity Fair”, explicó la revista Vanidades.
La prensa inglesa apunta en que Meghan y Harry se comprometerán muy pronto.
