Sus trazos reflejan sensibilidad y perfección. Lograr pinceladas magistrales es su mejor carta de recomendación y por eso, Andrés Pacheco se ha convertido en el retratista más relevante de la época contemporánea en Honduras.
Es el heredero del inmortal maestro Mario Castillo, hondureño considerado por la crítica pictórica nacional como el más grande pintor de retratos en la que ha registrado la historia hondureña.
Es difícil obtener tal reconocimiento, pero Pacheco lo ha conquistado, ya que a simple vista, sus obras sorprenden por la increíble similitud de la pintura con la realidad de sus personajes imaginarios y reales que plasma en diferentes escenas.
Este copaneco ha hecho que su pincel se admire y se cotice. Las más honorables familias y empresarios del país, damas de sociedad y presidentes y primeras damas han caído rendidos al exquisito calco excepcional de Pacheco.
Inspiración de hombre
Andrés Enrique Pacheco López ama a la mujer, su belleza, su armonía corporal y sobre todo ese encanto que la hacen ser su musa en lienzos de temática libre.
Los tonos intensos se mezclan con el óleo, pizcas de naturaleza y leve toque de dimensión para lograr un equilibrio visual que distinguen sus obras firmadas con letra limpia y pausada.
Comenzaban los años ochenta, cuando tenía alrededor de 20 años, este copaneco daba sus primeros pininos en la pintura. Comenzó en el arte publicitario, forjándose un hueco como jefe de pintores en la empresa Publigráficos de Honduras.
Con la llegada de la década de los noventa, su calcar se perfeccionaba y le daba el valor para incursionar como pintor en exposiciones. En 1996 logra una mención de honor con la obra Mujer, obviamente su musa, durante un concurso de nuevos talentos auspiciados por la Municipalidad sampedrana.
Es así como Andrés Pacheco despega, sin tener en su perfil esos importantes estudios en escuelas de bellas artes y tan solo contar en su haber artístico con el talento en las venas y la pasión de la pintura entre sus dedos.
A partir de ese año, y hasta 2007, participó y clasificó en el evento Salón Nacional de Pintura que organiza el Centro Cultural Sampedrano. “En 1998 gané mi primer lugar con una obra que titulé Nuestras riquezas y fue en categoría de arte figurativo”, confiesa. Al año siguiente, Andrés repite la hazaña. “En la categoría bodegón y paisaje soy premiado con la máxima distinción por la pintura Naturaleza de las cosas”.
Esos reconocimientos le valieron para seguir explorando una paleta de colores rica en matices vivos y frescos como el verde, azul o cítricos y plasmándolos en técnicas como la mixta, acrílico y óleo. Actualmente, explorando otros campos de la pintura para darle un toque plastificado a sus lienzos.
Poco a poco el nombre de Andrés Pacheco fue llenando con obras las más lujosas residencias del país y las galerías de arte ya cotizaban sus creaciones, pero su gran debut en el insaciable y complicado mundo de los retratos lo dio en el gobierno de Carlos Flores Facussé.
Eso ha convertido a Andrés Pacheco en el retratista preferido de primeras damas y gobernantes catrachos. Los ha perpetuado para las galerías oficiales en admirables óleos que definitivamente denotan su calidad, nitidez y pureza.
Este artista además de retratar a personalidades del país, tiene ensu haber la participación en diversas exposiciones colectivas. Ha estado en exhibiciones internacionales de la Organización de Estados Americanos, (OEA), en eventos en Tegucigalpa, Roatán, Miami, y San Pedro Sula.
En 2010, la Asociación de Mujeres Artistas de Honduras, (Amah) lo exaltó con un reconocimiento por ser un baluarte de la pintura hondureña y un fiel expositor en la Muestra anual de arte y la paz en Honduras, auspiciada por Banco del País.
Ahora, en su tiempo libre, este talentoso pintor no solo se dedica a pintar en su estudio privado sino que enseña a otras personas que aman este arte. Imparte clases privadas de pintura en la Universidad Tecnológica de Honduras, (UTH), logrando así que más gente descubra su talento y cultive la habilidad.
Su legado
Para la sesión fotográfica exclusiva de Vivir en Rosa, entre piedras y la fresca agua del río Armenta, este pintor no solo demostró tener una personalidad jovial y relajada, sino ser un padre orgulloso, ya que su hijo Gustavo ha seguido sus pasos.
“A través de este tiempo, él ha buscado su propio estilo y le he dado todos mis conocimientos y técnicas para que se desarrolle. Para mí significa un gran elogio que mi hijo ya incursione en la pintura como yo lo hice hace muchos años”, explica.
Ahora, ocupado con tanta demanda, Pacheco no tiene tiempo ni para tomarse un café, pero eso sí “soy una persona responsable en mis trabajos y estoy trabajando ahora en retratos de gente importante del país que han venido a mí para que los capte en lienzos”.
Su breve historia
Su NOMBRE Andrés Enrique Pacheco López es copaneco de nacimiento y sampedrano de corazón.
Nacimiento En el pequeño y pintoresco pueblo de Cucuyagua, Copán; hace 48 años.
Inicios Es un pintor autodidacta y se inició en la pintura publicitaria en los años ochenta.
Orgullo Está casado y su hijo Gustavo ha heredado su talento que lo plasma casi a la perfección.
Carrera Desde hace cuatro períodos es retratista presidencial, del Congreso Nacional y Banco Central.
Exhibición Sus obras están en Costa rica, México, Estados Unidos, Alemania y Suiza.
Educación Imparte clases de pintura en la Universidad Tecnológica de Honduras.
Honor Empresarios como Mario Faraj, Mario Canahuati y Roger Valladares están entre sus referencias.