Londres.
La familia real británica, encabezada por la reina Isabel II, ha enfrentado uno de sus peores años en el Reino Unido, más allá de la crisis del Brexit.
El último escándalo protagonizado por el “hijo favorito” de la longeva monarca, el príncipe Andrés, ha generado una polémica en Londres únicamente similar al “annus horribilis” (terrible año) que describió Isabel II en 1992. Ese fue el año cuando sus dos hijos Carlos y Andres se separaron de sus respectivas esposas, Diana Spencer y Sarah Fergusson, y el castillo de Windsor se quemó.
Los británicos han comenzado a cuestionar las capacidades de la reina, que este año cumplió 93 años, para dirigir la monarquía luego de que el primer ministro Boris Johnson supuestamente la manipulara para cerrar el Parlamento buscando acelerar la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El Tribunal Supremo tuvo que interferir para revertir la decisión sin salpicar a la monarca.
| IMPORTANTE
El príncipe Andrés es el octavo en la línea de sucesión al trono británico seguido de su hija, la princesa Eugene.
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Aunado a su polémica decisión política, las controversiales declaraciones dadas por el príncipe Harry y su epsosa, la ex actriz estadounidense, Meghan Markle, que dejaron en evidencia una supuesta crisis entre éste y su hermano mayor, el príncipe William, generaron un aluvión de críticas entre la ciudadanía.
Markle, calificada como la ‘duquesa difícil’ por su lujoso estilo de vida, también demandó a varios tabloides acusándolos de violar su privacidad.
Pero lo que puso la cereza al pastel fue la desastrosa entrevista del príncipe Andrés a la cadena BBC sobre su amistad con el magnate estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual de menores y hallado muerto en una cárcel de Nueva York.
En un paso sin precedentes en la familia real británica en tiempos modernos, el duque de York, de 59 años, renunció por un plazo indeterminado a sus funciones para evitar dañar la imagen de la monarquía y de las empresas y organizaciones con las que colabora.
El príncipe aseguró que está dispuesto a responder ante las autoridades pertinentes sobre el tráfico de menores que supuestamente organizaba Epstein, que apareció ahorcado en su celda de Nueva York en agosto. Una mujer estadounidense, Virginia Giuffre, sostiene que fue coaccionada por el millonario para mantener relaciones sexuales con Andrés cuando ella tenía 17 años, una acusación que él niega.
POLÉMICA ENTREVISTA
Aunque el estrecho vínculo del príncipe con Epstein es conocido desde hace tiempo, la presión mediática sobre el tercer hijo de la monarca británica ha arreciado en los últimos días a raíz de la polémica entrevista con la BBC. Diversos comentaristas reales han subrayado que el príncipe apenas mostró compasión por las víctimas de los abusos de Epstein y llegó a sugerir que su amistad fue beneficiosa para sus contactos empresariales.
Andrés aseguró asimismo en esa entrevista que no recuerda haber conocido a Giuffre y negó “categóricamente” sus acusaciones.
La mujer ha afirmado que mantuvo relaciones con el príncipe entre 2001 y 2002, en una ocasión en Londres, otra vez en Nueva York y una tercera en la casa de Epstein en las islas Vírgenes. El príncipe admitió haberse hospedado varias veces en las residencias del empresario, pero subrayó que en ningún momento percibió un comportamiento inapropiado por parte de Epstein, condenado en 2008 a dieciocho meses de cárcel por tráfico sexual de menores.
| Dato
El FBI investiga una posible trama criminal en la muerte del magnate Jeffrey Epstein, quien fue hallado muerto el 10 de agosto en una cárcel de Nueva York. Amigo del príncipe Andrés y de Donald Trump, Epstein estaba acusado de explotación y tráfico sexual de decenas de menores en EEUU y otros países.
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Al comunicar su renuncia a las funciones públicas, el príncipe expresó que lamenta “inequívocamente” su relación con el financiero, a quien conoció a través de su amiga Ghislaine Maxwell, hija del fallecido magnate de la prensa Robert Maxwell.
PÉRDIDA DE APOYO EMPRESARIAL
Con la opinión pública en su contra, la situación de Andrés se volvió insostenible después de que el grupo de telecomunicaciones BT informara que dejará de trabajar con una organización dedicada al desarrollo digital mientras el hijo de Isabel II sea su patrón.
El anuncio de BT se sumaba al de diversas empresas, organismos y universidades que en los últimos días se habían distanciado del príncipe.
Horas después del anuncio de BT, y en el mismo día en el que la reina celebraba su 72 aniversario de boda, el palacio de Buckingham emitió una nota en la que Andrés comunicaba su renuncia.
La decisión del duque de York deja en el aire el futuro de Pitch@Palace, un proyecto personal del príncipe dedicado a promover las iniciativas de empresarios emprendedores que le había llevado a viajar alrededor del mundo en los últimos años.
Testigo ante el FBI
El príncipe se ve ahora obligado a contar lo que sabía de las actividades de Epstein. “Creemos que nadie está por encima de la ley y que toda persona debería responder a preguntas si posee la información pertinente. Y él (el príncipe Andrés) claramente tiene información relevante”, dijo Lisa Bloom a la BBC.
La noche anterior, otra abogada, Gloria Allred, había ordenado al príncipe que “contactara sin condiciones y sin demora” a las autoridades estadounidenses, antes incluso de una posible convocatoria. El príncipe afirmó estar “listo para ayudar” la investigación de este caso.
“Sabemos que el príncipe Andrés tuvo muchos contactos con Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell (acusada por varias víctimas de “reclutarlas”) y creemos que cualquiera que haya interactuado con ellos debería hablar no sólo con las fuerzas del orden, sino también con los abogados de las víctimas, personas como yo”, añadió Bloom, que representa a cinco presuntas víctimas de Epstein.
En Estados Unidos, el FBI continúa investigando la supuesta red de explotación sexual de Epstein, a pesar de su muerte en prisión, y podría reclamar la colaboración del príncipe Andrés, que hasta ahora no había afirmado tan claramente su disposición a ser preguntado.
En el comunicado publicado el pasado miércoles, el príncipe lamentó que la muerte de Epstein “ha dejado muchas preguntas sin responder, particularmente para sus víctimas”.
“Compadezco profundamente a todos los que se han visto afectados y quieren que todo esto termine de alguna forma. Solo puedo esperar que, con el tiempo, sean capaces de reconstruir sus vidas. Por supuesto, estoy dispuesto a colaborar con cualquier autoridad judicial apropiada”, recalcó el duque de York.
| Fortuna
Una decena de víctimas presentaron demandas por daños y traumas. Gestores de la fortuna del magnate crearon un fondo para distribuir su patrimonio, valorado en más de $577 millones, entre las jóvenes explotadas que estará supervisado por Kenneth Feinberg, abogado que dirigió el programa de compensación a las víctimas del 11S.
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De valiente militar a Playboy
El Duque de York, de 59 años, fue uno de los héroes de la guerra de las Malvinas (1982) en la que luchó a los 22 años como piloto de helicóptero.
Nacido el 19 de febrero de 1960 en el Palacio de Buckingham, diez años después de su hermana mayor, la princesa Ana, el príncipe Andrés es el tercer hijo de la reina Isabel II y del príncipe Felipe. Niño fácil y lleno de entusiasmo, se dice que es el “hijo favorito” de Su Majestad.
Andrés fue uno de los solteros más codiciados y multiplicó las conquistas antes de casarse en 1986, con la ardiente Sarah Ferguson. La reina le concedió en ese entonces el título de Duque de York. Tuvieron dos hijas, las princesas Beatriz (1988) y Eugenia (1990). La pareja se divorció en 1996.
Después de esta separación, el príncipe Andrés se distanció de la realeza y fue captado constantemente en diversas fiestas extravagantes alrededor del mundo.
Después de 22 años en la Armada, el Duque de York se convirtió en el representante especial del Reino Unido para el comercio internacional, pero es sumamente criticado por sus elevados gastos a expensas de los contribuyentes.
Mientras que sus relaciones con el yerno del expresidente tunecino Ben Ali, el hijo del difunto dictador libio Muamar el Gadafi y un sulfuroso multimillonario kazajo ya eran vistos con malos ojos, fueron sus vínculos con Jeffrey Epstein, condenado en 2008 por conducir a las niñas a prostituirse, las que lo llevaron al ‘fracaso’.
| Evidencia
Una foto muestra al príncipe Andrés abrazando a Virginia Roberts, una de las víctimas de Epstein que afirma haber sido forzada a tener relaciones sexuales con el hijo de la reina Isabel II, lo que Andrés niega categóricamente. Otra foto muestra al príncipe paseando por Central Park con Epstein, en diciembre de 2010, un año después de su puesta en libertad.
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Debatee
El escándalo de la realeza irrumpió incluso en el primer debate televisado de las elecciones legislativas del 12 de diciembre, entre Johnson y el líder de la oposición laborista Jeremy Corbyn. Ambos expresaron su “simpatía” y sus “pensamientos” hacia las víctimas de Epstein.
“Hay preguntas muy serias a las que hay que responder”, añadió Corbyn, para quien la monarquía “necesita algunas mejoras”.
Como si eso no fuera suficiente, las acusaciones se multiplican y hasta acusan al príncipe Andrés de discurso racista.
La exministra del Interior de Tony Blair, Jacqui Smith, reveló que se había “quedado boquiabierta” ante los comentarios racistas del príncipe sobre los árabes durante una cena oficial en honor de la familia real saudita.
Un antiguo colaborador de Downing Street, originario de Sri Lanka, lo acusó de usar la expresión “negro”.
Un portavoz del Palacio de Buckingham respondió que el príncipe “no tolera el racismo bajo ninguna forma”.
En cambio, el Palacio Real no comentó la entrevista de la BBC con el príncipe Andrés y declaró que él continuaría llevando a cabo iniciativas científicas, tecnológicas y empresariales.