Algunos decidieron buscar el sueño americano, cerraron sus zapaterías y partieron con una maleta cargada de sueños dejando el esfuerzo de muchos años.
Otros siguen luchando, pero están a punto de tirar la toalla porque la pandemia los obligó a parar sus trabajos. Llevan 14 meses sobreviviendo, sin recibir una ayuda ni estatal, mucho menos municipal.
Eta y Iota les dio el golpe de gracia a los zapateros, ya no pueden emplear personas, tampoco comprar materiales para elaborar el calzado; están en crisis y buscan que les tiendan una mano.Sumado a ello, la competencia desleal por el zapato importado y usado los perjudica aún más.
Ayer, los zapateros alzaron su voz. Es un gremio que ha pasado desapercibido pese a que con ese trabajo se han mantenido y educado miles de hondureños.
Talleres
Producto. Elaboran sandalias, botines, zapatos escolares, sandalias de tacón y planas. Los precios oscilan entre L125 hasta 475. Ellos los venden y las tiendas los revenden. Varios talleres están una cuadra abajo de la Plaza el Sol entre la 1 y 2 calles entre la 8 y9 avenidas.
Pérdidas
Cifras. No existe una cifra oficial, pero según proyecciones de los mismos zapateros existen en SPS unos tres mil talleres instalados en Medina, La Tara, avenida Lempira y otros sitios. Generaban unos 20,000 empleos, pero, esa cifra cayó. Los altos costos de la materia prima ya no se aguantan.
Luis Alirio Hernández tiene 43 años de ser zapatero, tiene su negocio en el sector conocido como La Tara en el centro de la ciudad.Manifiesta su preocupación porque él sigue luchando, pero ve cómo sus colegas la están pasando tan mal.
“Somos un gremio grande y cerca de 1,200 zapaterías han cerrado y las que estamos de pie ya no aguantamos”, dice. Ellos producen sandalias, botines, zapatos escolares que van desde L125 hasta L300.
“Pedimos que miren más de cerca la problemática, la crisis que tenemos aquí con el gremio de la zapatería, estamos en el punto más bajo ya, así es que estamos solicitando por este digno medio que la señora Presidenta ponga sus ojos acá, mande una comitiva, que vea de cerca las situaciones de nosotros”, dijo.
Recalcó que muchos padres de familia están en apuros, no tiene qué llevar a sus casas, los niños ya no van a clases por la misma problemática.
Apesarado, el zapatero dice que “la necesidad es grande y es por eso que estamos haciendo un llamado enérgico”.
Rolando García, otro de los microempresarios de la zona afectados, solicita a las autoridades municipales que “nos hagan una visita a ver de qué forma nos pueden ayudar.
“Por lo menos, que hicieran unos préstamos blandos para poderlos pagar y poder trabajar, para poder comprar materia prima”, dijo.Los zapateros dicen que es momento de unirse y poder salir de la crisis porque de lo contrario la situación se pondrá peor.
García dice que las ventas han bajado de una forma impresionante y durante la pandemia estuvieron cerrados.Carla Maradiaga, una sampedrana que usa zapatos elaborados en los talleres sampedranos, dice que es producto de calidad y barato.
“Los hondureños debemos apoyar a estas personas comprando y consumiendo el producto que hacen, que es de calidad”, dice.Explica que los zapateros necesitan un empujón y son gremios que no pueden desaparecer así por así.