19/04/2024
12:32 AM

Luchó en primera línea contra el covid, ahora vende galletas por salud de su hijo

Promotora de salud denuncia que el Gobierno le ha dado la espalda, luego de haber puesto en riesgo su vida y la de su familia para servir a la población hondureña durante la pandemia.

San Pedro Sula
Sépalo

Blanca Pérez acude a clases de enfermería los fines de semana. Todos los meses realiza actividades para recaudar fondos y cubrir el tratamiento de su hijo. La sampedrana, que vive en Choloma, manifestó que está exigiendo el reintegro de su trabajo debido a que se lo ganó sirviendo en primera línea.

Pérez está preparando un bingo solidario, que se llevará a cabo en la Capital Industrial en marzo por lo que invita a los sampedranos para que asistan. Las personas interesadas en apoyar o comprar sus productos pueden contactarse al 3358-6533.

Blanca Estela Pérez es una sampedrana de 40 años que durante los peores meses de la pandemia de covid-19, trabajó en primera línea como promotora de salud para asistir a cientos de pacientes en el triaje de Choloma.

Pérez, quien es Bachiller Técnico en Computación y está estudiando enfermería, relató que previo a la pandemia laboraba como auxiliar de archivo a medio tiempo en un centro de salud.

En marzo 2020, durante la emergencia sanitaria, fue contratada por el gobierno municipal para formar parte del programa Fuerza Honduras, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para trabajar como promotora de salud.

La mujer relata que en ese momento, la Secretaría de Salud, a través del PCM 47-2020, prometió plazas a todo el personal de primera línea, por lo que, a pesar del temor a contagiarse de la enfermedad, decidió aceptar.

Dato

400,000 Lempiras es el costo anual de medicamentos y terapias de Eduardo José, quien viaja junto a su madre hasta El Salvador para recibir tratamiento.

Durante su tiempo en el cargo, Pérez tuvo que realizar trabajos incluso de enfermería, debido a que los contagios entre el personal de salud iban en aumento.

“Me tocó hacer pruebas de covid y en varias ocasiones tuve que asistir al doctor en el triaje por la falta de enfermeras, era un trabajo que no me correspondía, pero lo hacía de corazón, para servir a la sociedad”, agrega.

Despido

En agosto de 2021, tanto ella como sus compañeros del programa fueron despedidos, debido a que “ya no había presupuesto” para pagar sus honorarios.

Al quedar sin empleo, Blanca decidió vender galletas y pan para pagar el tratamiento de su hijo de 12 años, que fue diagnosticado con autismo, parálisis cerebral infantil, atrofia en el cerebro, epilepsia focal y baja visión.

En su rutina diaria el tiempo para descansar es casi nulo, puesto que tiene que cuidar de su hijo y trabajar para comprar sus medicamentos.

" Solo estoy pidiendo que me devuelvan mi trabajo y no se favorezca solo a cierto grupo. "

Todas las noches hornea galletas, pan o pasteles y por las tardes viaja a San Pedro Sula para hacer las entregas, ya que aquí vive la mayoría de sus clientes.

La meta mínima de venta son 210 galletas diarias y cada mes realiza actividades como noches benéficas o bingo, para pagar las terapias y medicamentos de su hijo.

Al año, Blanca invierte cerca de L400,000 en el tratamiento del pequeño, por lo que cada día corre contra el reloj, trabajando sin descanso para poder alcanzar la meta.

Desde que fue despedida del programa Fuerza Honduras, la mujer ha luchado para que la Secretaría de Salud cumpla su promesa de darle una plaza, pero no ha tenido éxito.Motivo por el que una vez más decidió alzar su voz para exigir al Gobierno que cumpla con el decreto y “no favorezca solo a cierto grupo por afinidad política”.

Puntualiza que la difícil situación que atraviesa, a causa de la falta de un empleo fijo, la ha llevado a considerar emigrar hacia Estados Unidos, ya que quiere que su hijo tenga una mejor calidad de vida.