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Usa el cuero y la madera como lienzo en el mercado Guamilito

  • 31 diciembre 2019 /

Quienes saben de arte le dicen que no venda tan baratas sus pinturas, hechas en cuerdo y madera.

    San Pedro Sula, Honduras

    En un rincón del centro de artesanías del mercado Guamilito, Jaime Zelaya se pasa toda la mañana pintando paisajes en carteras de cuero, vainas para machetes, carteras y pedazos de madera.

    Es uno de los pocos artesanos de ese lugar que produce sus creaciones. Los demás compran los productos elaborados para revenderlos.

    Comenzó a pintar en lienzo a los veinte años, viendo cómo lo hacían pintores que llegaron a vivir al barrio de Tegucigalpa, en donde él vivía.

    De niño le gustaba dibujar, pero no sabía que tenía talento para el arte, hasta que vio pintando a sus vecinos y pensó: ‘eso yo lo puedo hacer’.

    Así comenzó a ganarse la vida, vendiendo sus cuadros en las calles de Tegucigalpa. Luego se vino a San Pedro Sula, adonde le fue mejor porque no tenía mucha competencia como en la capital. Por mucho tiempo permaneció vendiendo sus pinturas a inmediaciones de la Fuente Luminosa.

    Muchos turistas se detienen al verlo trabajar y le compran. Foto: Melvin Cubas

    Cuando llegó a trabajar al Guamilito, dejó a un lado el lienzo para dedicar más tiempo a pintar los artículos que compran los turistas, como carteras de cuero, vainas para machete y artículos hechos de madera.

    El cuero es más fácil de pintar que la madera, ya que a esta hay que lijarla, comenta.

    Nunca recibió un curso de pintura, lo que sabe de pintura lo aprendió con la práctica y leyendo instructivos sobre cómo pintar. “En educación llegué hasta el sexto grado”, expresa, sin embargo, sus trabajos son admirados por gente que sabe de arte.

    A los norteamericanos les gustan más los paisajes en madera rústica, mientras que otros visitantes prefieren la pintura en artículos de cuero, como los sombreros, agregó.

    En los paisajes de Zelaya hay realidad y creatividad, por ejemplo, a la catarata de Pulhapanzak le agrega detalles coloridos para darle mayor vistosidad.

    Algunos productos de cuero y madera son dibujados previamente por pirograbadores para que Zelaya los pinte.

    Los pirograbadores como Luis Gómez trazan los rasgos negros con la punta caliente del pirógrafo y luego Zelaya les pone color, no obstante, la mayoría de obras son completamente suyas.

    La temporada en la que más turistas llegan a los centros de artesanías es la de enero a julio. En este lapso arriban grupos de misioneros a beneficiar con medicinas, alimentos y ropa a vecinos de los bordos y otros sectores. Durante su estadía en la ciudad invaden el mercado para adquirir artículos para subastarlos en Illinois. Con el dinero que recaudan se ayudan para organizar las brigadas.