Una multitudinaria feligresía celebró el Domingo de Ramos que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y que da inicio a la Semana Santa.
Numerosos feligreses se congregaron desde antes de las 8:00 am en el Instituto María Auxiliadora para participar en la bendición de ramos y palmas.
La devota congregación rememoró la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías, es por eso que agitando sus ramos alzaron cánticos de júbilo y algarabía para el Rey de Reyes.
Luego se realizó la procesión por la primera calle de San Pedro Sula hasta la catedral San Pedro Apóstol, donde se narró la pasión del Señor, contemplando con fe el camino de amor que siguió Cristo para darnos vida con la gloria de su resurrección.
La catedral resultó insuficiente para la cantidad de creyentes que llegaron a la misa celebrada a eso de las 9:20 am. Monseñor Miguel Lenihan dio un breve, pero poderoso mensaje, llamándonos a celebrar y reflexionar sobre el sacrificio de amor que Jesús hizo por nosotros.

“Un saludo especial para los enfermos, los mayores y los privados de libertad, creo que hoy es un día importante para los enfermos, los enfermos de una manera llevan también en su cuerpo el sufrimiento de Jesús, viven su calvario cada día y el papa Francisco cuando él estaba enfermo, él meditaba mucho acerca de la enfermedad y decía ahora yo puedo entender más a mis hermanos enfermos, yo puedo ser más solidario con ellos. Entonces bendiciones para nuestros hermanos enfermos”, comenzó diciendo el arzobispo.
Durante esta semana se rememora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Un tiempo que debe ser dedicado a la oración y reflexión.
“Las palmas son signos de la victoria de Jesús, es el signo también del mártir, el que da su vida, el que está victorioso con Cristo. Hoy, con esta palma en la mano estamos participando en la victoria de Cristo, la victoria sobre la muerte, sobre el pecado, sobre el mal”.
La protección de los ramos
Instó a la feligresía a poner las palmas bendecidas en un lugar especial de su casa como signo de la protección divina "que tanto nos falta en el mundo en el que vivimos. Con tanta inseguridad, con tanta violencia, qué bonito es tener confianza en esta palma bendecida, signo de la protección divina”.
Monseñor recordó que “tanto amó Dios al mundo, que nos envió a su único hijo para salvarnos y salvar al mundo. “Cristo nos amó hasta el extremo”, es por eso que esta Semana Santa es para meditar sobre el amor de Dios, reflexionando sobre nuestras actitudes, acércanos a él, celebrar y dar gracias a Jesús.

Rememorando las palabras de Cristo antes de expirar en la cruz para luego resucitar dijo “en tus manos encomiendo mi espíritu dijo Jesús, que hermosas estas palabras y la actitud de Jesús desde la cruz, entrar en el espíritu de Semana Santa, reflexionar sobre estas palabras, tanto amó Dios al mundo que nos ha dado a su único hijo para salvarnos”.