Los sampedranos hacen un fuerte llamado a las autoridades municipales para que hagan algo en las ruinas donde funcionó por más de 70 años el Casino Sampedrano.
El predio, lleno de maleza, mal olor, ruinas, basura y convertido en un sitio peligroso, se ubica en el corazón del bulevar Morazán, entre la 12 y 13 avenida, en el suroeste.
Las autoridades municipales están listas, igual que algunos miembros de la Sociedad Anónima a quien perteneció el local, el gran problema es que los encargados del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (Ihah) no permiten que se ponga mano en un sitio convertido en una cloaca. Varios alcaldes han intentado hacer algo por ese sitio, pero autoridades del Ihah, quienes residen en la capital y poco conocen de la realidad de la ciudad, se oponen, pese a que han realizado visitas.
El alcalde Roberto Contreras dijo a los sampedranos que ellos tienen toda la voluntad; pero es Antropología e Historia que prefiere que los sampedranos se enfermen por la cantidad de zancudos y corran peligro porque es una guarida de malhechores.
“Esas ruinas causan una muy mala imagen a la ciudad, un foco de infección de dengue porque la piscina está llena de agua sucia, adicional a eso se ha convertido en un motel de los indigentes”.
Contreras explicó que se están gastando recursos en estar limpiando ese lugar y es una pena todo lo que se encuentra ahí. “Lo utilizan de sanitario y es una lástima que una mente tan mezquina de Tegucigalpa se oponga a que se deshaga ese lugar y le demos paso a la inversión, a nuevos proyectos, porque eso no es un patrimonio histórico, simplemente es un capricho”.
Entiendo que los sampedranos se molesten y nos pidan, pero no está en nuestras manos. Ese sitio está frente a la plaza Las Banderas, donde se realizan actos culturales y nos visitan personas importantes. Y es que en ese sitio hay comercio y quedan todavía algunas viviendas en los alrededores, además de universitarios y escolares que pasan por el lugar.
“Esto es inaguantable, ya no se puede, mal olor, actos inmorales y nadie hace nada por esto, y lo peor en pleno centro”, dijo la sampedrana Alejandra Mendieta. LA PRENSA buscó a los representantes del Ihah, pero no hubo respuesta.
Por su parte, Rommel Maradiaga asegura que en ese sitio ya no hay nada que pueda recuperarse, al contrario, solo una piscina llena de agua y todo destruido.
“Definitivamente, la gente de Antropología e Historia debería pensar en que hay que hacer algo por la ciudad”, dijo este sampedrano.
