Sin miedo al rechazo y con la actitud de una campeona, Jimena Menjívar (de 8 años) se enfrenta todos los días a los retos de la vida siendo capaz con sus habilidades especiales de romper todas las barreras.
Nació el 29 de octubre de 2014 sin su brazo izquierdo completo, pero a medida que crece ha desarrollado talento para el baile, idiomas, y ha sido campeona nacional de ortografía por tres años consecutivos. Además, ha ganado los primeros lugares en competencias de atletismo y natación.
Cursa su cuarto año escolar y destaca por su excelencia académica.
Su forma de ver la vida y su encantadora sonrisa la hacen una niña extraordinaria. Desde los tres años y medio practica ballet y su sueño es llegar al máximo nivel. Habla español, inglés y alemán y sueña con ser ingeniero para construir edificios.
En el marco de la celebración del Día del Niño, Jimena compartió con LA PRENSA cómo es su vida y lo fácil que es sobresalir en las áreas que se proponga.
Al preguntarle cómo es la relación con sus compañeritos respondió: “Súper bien, ellos me hacen reír me aceptaron tal y como soy, nunca me han juzgado”.
A su corta edad, sabe lo que quiere y posee una gran autoestima, pues su madre desde que nació se ha encargado de hacerle saber que es una niña excepcional.
“Yo me siento libre como si estuviera volando, mis compañeros me tratan súper bien no me siento diferente. Cada niño tiene su especialidad, pero creo que yo tengo más. Mi mami me inculcó desde chiquita y a mí cuando me preguntan les respondo porque no me avergüenza hablar de mi brazo”.
Jimena ganó una medalla en un concurso de mecanografía y relata lo fácil que fue pese a solo contar con su brazo derecho. “Yo uso mi mano derecha como si fuera otra mano, no se me complica escribir porque siento que esta es como otra mano, escribir es fácil solo dejo que mi cuerpo se concentre. Yo no necesito los dos brazos para llegar lejos”.
Jimena es la segunda hija del matrimonio de Yadira Menjívar y Óscar Bardales; no obstante, tiene hermanos de la primera pareja se su padre de quienes habló con mucho cariño pues la pequeña los considera no como hermanos, sino como padres.
“Mis hermanos me tratan como si fueran mis papás, cuando mis papás están en algún evento me tiene que dejar en casa de mi hermano y me tratan super bien”.
En sus tiempos libre juega con su mascota, un conejo blanco con orejas negras a quien llama “Manchas”.
Quiere dedicarse toda su vida a bailar ballet y seguir cosechando medallas y trofeos por su excelente desempeño y sus habilidades cognitivas e intelectuales.
Jimena aprovechó para enviar un mensaje a los niños hondureños: “Nunca se sientan diferentes a los demás y nunca cambien su forma de existir porque no le guste a alguien como sean. Siempre enfóquense en lo que les gusta, enfrenten los obstáculos como cualquier otro niño. Feliz día del niño”.
Yadira Menjívar, madre de Jimena con lágrimas en sus ojos relató cómo fue su embarazo y el momento duro del nacimiento de su hija.
Las primeras dos semanas de su embarazo todo marchaba normal, pero en la cuarta empezó a sangrar, lo que la llevó a visitar a su médico. La semana 10 y 12 recibió la noticia de que el corazón de su bebé había dejado latir, clínicamente estaba muerta.
La tristeza invadió la vida de Yadira, pero tres días después ocurrió “un milagro”, el corazón de su bebé volvió a latir.
“Tenía tres días de estar sangrando y ya no se le escuchaba el corazón, estaba con temperatura y no paraba de sangrar. Yo entré decepcionada siento que entré sin dios y sin esperanza, la sorpresa es que ni había de terminar la cámara en mi vientre cuando estaba el corazón de Jimena palpitando nuevamente y me quedé muda y el doctor me dijo Dios siempre tiene la última palabra”, dijo.
Su embarazo continuó normal, en los ultrasonidos Jimena nunca dejó ver sus manos hasta una semana antes del parto, su madre quería ver completa a su hija no fue así, ya que en el momento que encendieron la cámara, la máquina hizo cortocircuito.
“Yo estaba feliz, pero internamente sentía como suspicacia que ella siempre estaba acostada hacia ese lado”, exteriorizó Menjívar.
Todos confiados
Llegó el día de la cesárea. El doctor hizo una oración antes de la cirugía, estaba la enfermera que iba a filmar el parto, pero cuando el médico se percató que la niña venía sin su mano izquierda hubo un silencio en el quirófano.
“Le dije al doctor que pasa, escuché llorar a mi hija y sentí paz y el doctor enmudeció y volví a preguntar y él ya no estaba. El pediatra me la enseñó y era preciosa, así como ahora, me dijo que estaba bien solo que la mano izquierda no se formó”, dijo.
Aunque en ese momento no podía explicar lo que sentía por el impacto de la noticia, Yadira decidió no avergonzarse y aceptar a su hija como Dios se la había regalado.
“Dije Dios mío porque mi hija tan bella. Mi esposo llegó a la habitación y lloramos juntos y tomamos una decisión no hay culpables y los únicos responsables de que Jimena fuera feliz éramos él y yo. Mi esposo dijo Dios mío me hubieras pedido mi mano yo te doy las dos, pero no mi hija”, relató.
Jimena no usa prótesis y esa ha sido la decisión de su madre, ya que considera que debe ser decisión de la niña usarla, pues ella la ha aceptado desde el primer día como es.
“Le he metido en la cabeza lo bella que es, no necesita nada más para ser aceptada. No es una niña violenta, es muy inteligente. Ella aprendió a marrarse los calcetines sola. Es independiente se viste sola se peina sola”.
Concluyó expresando su agradecimiento “porque es perfecto y todo tenía un propósito, Jimena es un milagro de vida, cuál es la razón todavía no lo sabemos”.
