La escasez de banano verde está teniendo un fuerte impacto en la economía local y en los hábitos alimenticios de la población en la zona norte de Honduras. Este fruto, considerado un alimento básico en la dieta de miles de familias y fundamental en la gastronomía popular hondureña, ha registrado un alza significativa en su precio en los últimos días.
El aumento repentino y sostenido ha encendido las alarmas en el sector informal de alimentos, donde negocios pequeños y vendedores informales se han visto obligados a tomar medidas extremas para continuar operando.
En mercaditos y pulperías locales, el precio por unidad ha llegado a superar los cinco lempiras, lo que representa un incremento de más del 100% con respecto al precio habitual.
“El banano ya es un lujo. Antes lo comprábamos por montón para vender tajadas con pollo o carne, ahora apenas podemos comprar unas cuantas unidades”, expresó María Paz, una madre de familia que también se dedica a vender alimentos desde su casa.
Las tajadas, un acompañamiento básico en platos como el pollo frito, la carne asada y el pescado, son ahora más costosas de preparar, afectando tanto a los vendedores como a los consumidores.
Expertos agrícolas y comerciantes atribuyen la crisis a varios factores que se han combinado en un corto periodo de tiempo. Uno de los principales problemas es la disminución en la producción nacional, provocada por las fuertes lluvias registradas recientemente, que han afectado cultivos en diferentes zonas bananeras del país.“
Las lluvias intensas de las últimas semanas dejaron inservibles al menos cien hectáreas de plantaciones de banano en el valle de Sula. Muchos pequeños productores no tienen seguros agrícolas ni respaldo económico para recuperar lo perdido”, explicó la productora Sandra Deras.
Además, se ha registrado una reducción drástica en las importaciones desde Guatemala, país que suele abastecer parte de la demanda local. La interrupción del flujo comercial desde ese país ha exacerbado la crisis.
A nivel internacional, el precio de exportación del banano ronda los 14 dólares por caja, lo que ha incentivado a muchos productores hondureños a priorizar la exportación a Estados Unidos y otros mercados en lugar de vender a nivel local, donde los márgenes de ganancia son menores.
Negocios golpeados y consumidores preocupados
Para negocios pequeños, el impacto ha sido inmediato y doloroso. Rosa Peña, propietaria de un comedor en el barrio Guamilito, relató que, “hemos tenido que absorber el incremento en el costo del banano para no afectar al cliente. Pagamos más de 300 lempiras por el cien, y eso nos reduce la ganancia”.
Otros vendedores han optado por reducir la cantidad de tajadas en los platillos o reemplazarlas con otros alimentos, lo que no ha sido bien recibido por la clientela. “Muchos reclaman, porque las tajadas son parte del sabor tradicional, no es lo mismo sin ellas”, expresó un vendedor del Mercado Medina Concepción.
Por su parte, Roger Medina, comerciante del Mercado El Dandy, confirmó que el precio del banano al por mayor también ha subido. “Estamos vendiendo el cien entre 250 y 280 lempiras, dependiendo de la calidad. Parte del problema es que muchos productores están mandando el producto fuera del país porque allá les pagan mejor. No podemos permitir que San Pedro Sula, siendo una ciudad clave, se quede desabastecida”.
Riesgo de especulación y acaparamiento
La falta de controles en el mercado ha abierto la puerta a la especulación. Algunos comerciantes informales están aprovechando la situación para vender el banano a precios exorbitantes, aprovechándose de la alta demanda y la baja oferta.
Organizaciones de consumidores ya han comenzado a pedir la intervención del gobierno para establecer precios máximos y garantizar un abastecimiento mínimo en los mercados locales.
También solicitan apoyo directo a los productores que han sufrido pérdidas para evitar que abandonen sus cultivos. Frente a esta situación, productores y comerciantes hacen un llamado urgente al gobierno central, a la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) y a alcaldías municipales, para implementar medidas de emergencia que permitan estabilizar el mercado.
La crisis del banano verde no solo representa un problema económico, sino también social y cultural. En un país donde este alimento es parte esencial de la dieta diaria y de la identidad gastronómica, su ausencia afecta directamente a la calidad de vida de miles de familias.
“Comer tajadas con pollo es algo que uno hace desde niño, que ahora cueste tanto el banano es muy triste”, concluyó Doña Teresa Martínez, residente de la colonia Satélite.