Su vida fue como una obra de teatro que vivió intensamente hasta que se cerró el telón entre lágrimas y aplausos de un público que admiró sus actuaciones como persona, profesional y amante del arte histriónico.
Don José Francisco Saybe tenía claro que para triunfar en la vida debía ser persistente en cualquier proyecto que emprendiera, prever que enfrentaría dificultades, pero sobre todo, saber levantarse.
Esa fue la clave para triunfar en los dos campos que más le apasionaban: dirigir actores y ver levantarse edificios bajo la batuta de su creatividad como ingeniero civil y empresario de la construcción. Esas obras, teatrales y arquitectónicas, quedan como testigos de su fecunda trayectoria por la vida terrenal que acaba de abandonar.
Quienes lo tratamos fuera de sus actividades teatrales y profesionales disfrutamos de su trato afable y su buen sentido del humor reflejado a través de una tímida sonrisa que denotaba, además, la humildad que caracteriza a los grandes hombres.
Sin embargo, ese carácter tranquilo y amable se esfumaba cuando le tocaba ser inflexible con los actores y actrices del Círculo Teatral Sampedrano a fin de lograr que sacaran lo mejor de su talento.
El también fallecido actor Óscar Barahona contaba que, por mucho que lo rogó, no le dio permiso para viajar a Alemania a presenciar la caída del muro de Berlín, porque si se iba tendría que suspender la obra en la que se había invertido mucho esfuerzo y dinero.
Todos los actores de distintas generaciones lo recuerdan. “Una vez en la vida” es la primera obra en la que Moisés Orellana participó en el Círculo Teatral Sampedrano en 2009, justo para el golpe de Estado.
“Nos tocaron días difíciles en taquilla, hubo noches que abrimos telón con 20 personas en la sala; pero don Chico nos enseñó disciplina al decirnos que con una persona que comprara el boleto de entrada el telón debía abrirse puntual y recibir nuestra mejor actuación”. “
El día de hoy estamos de luto, le decimos adiós a la estrella más grande que Dios nos prestó para ser maestro, compañero, amigo y guía en este camino. Gracias, ingeniero José Francisco Saybe, siempre será nuestro más grande ejemplo de cultura y valores, gracias a Dios por haberlo conocido, a nosotros nos duele; pero en el cielo se celebra una gran fiesta ante su llegada, brilla en lo más alto su luz perpetua”, posteó en sus redes el Círculo Teatral Sampedrano del que fue su fundador hace 52 años.
Un constructor nato
Sonreía cuando recordaba el titular de una nota periodística, sobre él, publicada en Diario La Prensa Cuerdo de día y Loco de noche porque lo retrataban en los campos que lo apasionaban el teatro y la ingeniería, pues siempre repetía que en uno se divertía y en el otro se ganaba la vida.
Para don Chico, quien cumpliría 86 años el 30 de mayo próximo, la puntualidad era una norma de vida y lo aplicaba a diario. Se mantenía alejado de la política y nunca aceptó cargos públicos, aunque se los ofrecían.
Su creatividad estaba plasmada en los diseños y supervisiones de obras de ingeniería en Honduras y en su amada San Pedro Sula a través de uno de sus grandes amores su empresa Saybe y Asociados de la que fue presidente y director más de 40 años.
Esa pasión y entrega por la ingeniería le llevaron a convertirse en el primer galardonado con el premio el Constructor de la Cámara Hondureña de la Industria de Construcción, Premio Ordeccac y sus aporte a la Industria de la Construcción en Centroamérica y el Caribe.
Don Chico, como bien lo dice el Cohep en su acuerdo de duelo, fue un hombre que amo la vida sin cuestionarla, tuvo amigos sin jamás perderlos, honró a su familia siempre y deja huella en la ingeniería.
“Para nuestra generación de ingenieros fue el consejero, siempre compartía su conocimiento, fue el ingeniero humilde que a pesar de su gran visión nos hacía sentir a todos parte. Se nos fue un gigante de la construcción de día y por la noche el más grande promotor del arte en Honduras”, dice apesarado el empresario de la construcción, William Hall.
Social
Nunca aceptó cargos políticos, pero los alcaldes y hasta los presidentes lo buscaban para encontrar en él un consejo y una orientación.
Fue miembro del Consejo de Desarrollo Municipal junto con otros prominentes sampedranos, además se desempeñó como cónsul honorario de la República de Uruguay por 22 años. Recibió una serie de reconocimientos entre ellos, Recital de Otoño en 1980, Brassavola de Oro en el 2003, Cristo del Picacho en 1999, Laurel de Oro en el 2000.
Don Chico tenía su faceta como escritor plasmando sus vivencias en tres libros: Vacaciones estilo hondureño, Anécdotas de mi vida, y, De teatro en teatro, además de más de 80 parodias teatrales.
Su origen
Don Chico nació en La Ceiba, Atlántida, un 30 de mayo de 1936 y a sus 85 años, un 22 de febrero de 2022 entregó su alma al Divino Creador.
Era hijo de Neyun Handal de Saybe y Francisco Saybe. Tenía tres hermanos: Miryan, Jhony y Sandra. A sus 9 años, cuando estaba en quinto grado, visitó por primera vez el teatro Manuel Bonilla, donde presenció su primera obra y desde ahí nació su amor por el arte escénico.
El joven ingeniero civil, graduado en la Unah-vs con honores y exalumno del instituto San Miguel, convirtió a San Pedro Sula en su segunda casa. Conoció a doña Rosa Emilia Larach con quien contrajo matrimonio en la catedral sampedrana.
Procrearon tres hijos: Marcela, Javier Francisco y Vanesa. En todos los proyectos que emprendía buscaba la excelencia y eso lo convertía en una persona admirada y querida.
El teatro sede del CTS lleva su nombre y es uno de los grandes legados en físico que deja a la ciudad. La noticia de su muerte sacudió a los hondureños el telón se cerró, pero un país lo despide con aplausos, lagrimas, agradecimiento y con una ovación de pie. Descanse en paz don Chico.