La arquitecta Ángela María Stassano es una reconocida y laureada profesional de Honduras, multifacética y madre de dos hijos.
Una mujer elegante, de buena conversación, aventurera y con una hoja de vida impresionante. Su complejo y plaza comercial bioclimático Techos Verdes es reconocido y le ha dado grandes satisfacciones.
Está a punto de cumplir 60 años y decidió iniciar una aventura con su nueva compañera, la moto “Alegría”.Sin duda, hacen equipo. El casco, chumpa de cuero y su atuendo motorizado no le quitan su elegancia.
En la pandemia nació su afición por las motos. “Soy motociclista reciente, pero me gusta sentirme libre. Nunca creí verme en moto, pero las personas cambiamos constantemente”, dice.
En Techos Verdes realiza actividades educativas: “tours” temáticos, cine educativo, talleres y Construcción Bioclimática, hasta meditaciones.
Hoy sale casi todas las semanas en su motocicleta de alto cilindraje (1330 cc) a explorar carreteras, a veces sola y a veces acompañada.La bautizó con el nombre de “Alegría” porque confiesa que eso es lo que siente al hacer motociclismo: alegría y libertad.
Pareciera que Alegría, la motocicleta de tres ruedas, marca Can Am, Spyder RT-Limited, año 2015, en la que acaba de terminar una aventura recorriendo México, fue hecha a su medida.
Regresó el fin de semana de su viaje de seis semanas y revela que le deja maravillosas enseñanzas. Sonríe y dice que tuvo solo buenas vivencias y conoció personas extraordinarias.
Acostumbrada a perfumarse a diario, la arquitecta dice que aprendió que cuando recorre distancias en moto al final del día lo más útil es un buen desodorante, jabón, pasta dental y champú.
“El perfume hasta resulta inútil”, dice sonriendo.Es la segunda vez que sale del país en su moto de tres ruedas. Primero viajó a Guatemala y recién regresó de su segunda aventura de seis semanas. Salió de San Pedro Sula liviana de equipaje; la mitad de su cargamento para ella y la otra para su motocicleta.
“Salí de Honduras con dirección a Canadá, pero sintiendo el calor humano de los mexicanos decidí conocer México, sus paisajes, comidas. Hay mucho que ver y la fraternidad que sentí de los motociclistas fue maravillosa”, confiesa.
Experiencia
En su trayecto llamaba la atención por su personalidad y su alegría. Varias personas se acercaron para conocer su vivencia, misma que compartió en las redes sociales.
“En seis semanas recorrí unos 7,000 kilómetros, lo hice sola y en sitios donde nunca había estado. La fraternidad de los motociclistas en todos los países es impresionante”, dice.La profesional sueña con ver a más mujeres en las carreteras practicando el motociclismo.
“Confío en que las aventuras que me esperan, y sus descubrimientos, servirán de inspiración a muchas mujeres y hombres, que quizá tengan el pensamiento o deseo atrapado entre su mente y corazón”, asegura. Se considera una novata en el asunto, pero mientras aprende, más les desea a todos una buena rodada.