Basta dar una mirada de cerca hacia el sistema carcelario de Honduras para darse cuenta que las diferentes prisiones no cuentan con un programa de reinserción social completo que permita a los presos volver a la sociedad y dejar en su pasado los delitos cometidos.
'A las cárceles entran ladrones y salen asesinos', es una de las frases más populares que escuchamos entre la población al referirse a los privados de libertad, ya que muchos consideran que estos lugares se convierten en 'escuelas del crimen', sobre todo aquellas que no son de máxima seguridad y que en nuestro caso son la mayoría.
Expertos en la temática coinciden que las prisiones del país no cuentan con las condiciones requeridas para una reinserción real del condenado, lo que impide que estos sean personas productivas a la sociedad una vez cumplan sus penas.
La Ley de Rehabilitación del Delincuente detalla que 'cada establecimiento penal contará dentro de sus posibilidades con los servicios de maestros o instructores técnicos, psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales, cuya labor será la de coadyuvar a la rehabilitación de los reclusos. Con el personal psicopedagógico se integrarán equipos técnicos que asesorarán a la dirección sobre las medidas que deberán tomarse para lograr la efectiva readaptación de los reclusos'.
Digna Aguilar, portavoz del INP
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'Se les enseña oficios para que luego emprendan su negocio, también reciben cursos de atención al cliente, administración de negocios y relaciones interpersonales. Todo esto se hace con el objetivo de reintegrarse positivamente a la sociedad, ya que sabemos que casi siempre les es imposible ingresar a cualquier empresa debido a los antecedentes penales', comentó.
Con relación a las prisiones de máxima seguridad, tales como La Tolva, en Morocelí, El Paraíso, y El Pozo, en Ilama, Santa Bárbara, Aguilar explicó que han tenido dificultades para integrar programas de reinserción debido a que la mayoría de los presos rehúsan a acudir a alguno de ellos, sin embargo, hay disponibles cursos de manualidades y oportunidades para avanzar en su educación primaria, básica y media.
En varias prisiones hondureñas las estructuras criminales se han vuelto verdaderas instituciones, con reglas y su propia versión de la historia. Los más críticos hacia el sistema sostienen que este, contra su postulado ideológico, se ha constituido paradójicamente en un centro de capacitación especializado de delincuentes.
Criminólogos cuestionan que varios talleres sirven como arma de doble filo para los privados de libertad, quienes muchos convierten el oficio en vías de escape para seguir cometiendo acciones ilícitas.
41,021
hondureños
salieron en libertad desde el año 2015 al 30 de septiembre de 2020, según datos del Instituto Nacional Penitenciario/ Instituto de Acceso a la Información Pública
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De acuerdo con registros del INP, en el año 2020, en todas las cárceles del país se involucraron 6,900 presos en actividades deportivas, 746 participaron en cursos de desarrollo humano, en otros oficios estuvieron 136, en cursos de educación no formal impartidos por Infop, ongs, miembros de iglesias y otras entidades no gubernamentales fueron 882, mientras que en educación media se inscribieron 2,021.
La portavoz de esta entidad carcelaria informó que se está trabajando en un programa para identificar el promedio de analfabetismo que hay en todos los centros, al igual que un estudio para conocer el porcentaje de reingreso de personas privadas de libertad; es decir, cuántas salieron de prisión, volvieron a cometer delitos, regresaron a la cárcel y nuevamente fueron juzgadas.
En esta imagen aparece un exreo sampedrano ahora trabajando de manera honesta a través de una pulpería.
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Una expresa se reincorporó a la sociedad y se dedica a vender diversos productos de la canasta básica.
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Aguilar recordó que el INP cuenta con el apoyo de la Secretaría de Educación para brindar a los privados de libertad la opción de avanzar en sus estudios a nivel primario, básica y media.
LA PRENSA conoció que la última fecha que se firmó el adendum del convenio con Infop fue el 30 de enero de 2020, finalizando el 31 de noviembre de ese mismo año.
A través del Infop en el año 2019 se formaron 2,400 personas en cursos de desarrollo humano, 440 en formación de técnico profesional como ser belleza, tallado de madera, cocina, corte de cabello, computación y el idioma inglés. En el 2020 se prepararon 220 personas en cursos de desarrollo humano, hasta que llegó el confinamiento en marzo a raíz de la pandemia.
Un desafío para el sistema
Criminólogo Herman Vogelsang
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'No es fácil cuando salen de las cárceles, son rechazados por las empresas, no hayan empleo, entonces estos exconvictos terminan resentidos, es allí cuando las maras y pandillas los contratan y les hacen una mejor oferta. La mayoría de los presos que recuperan su libertad vuelven a caer, vienen de hogares destruidos y la única oportunidad que tienen en la calle es el crimen organizado', aseveró.
Recomendó al Gobierno involucrase más en la rehabilitación de los presos y fortalecer los talleres u oficios, pues considera que 'por ahora están a medias'. Vogelsang también hizo hincapié en la necesidad de ayudarlos con capital semilla para crear su empresa desde adentro y presentarles mejores opciones una vez estén fuera.
Abogado Gonzalo Sánchez
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'Siempre he creído que esos sitios son escuelas del crimen, pero el culpable en gran parte es el Gobierno porque no les da seguimiento una vez que cumplen su condena. Luego que ellos aprenden el oficio y salen de la cárcel, el Estado debería ayudar a colocarlos en una empresa, ya que no es posible que sigan siendo señalados y estigmatizados, pues ellos también son humanos, tienen familia y necesitan mantenerse', añadió.
Sobre el por qué considera las cárceles hondureñas como 'escuelas del crimen', respondió que 'hay mucha corrupción al interior de los penales, ofrecen dinero a los custodios y muchos de los que allí llegan tienen bastante dinero, el cual obtienen a través del crimen organizado'.
Mepeo de todas las cárceles de Honduras:
1. Cantidad de presos por prisión2. Reclusos egresados por penal
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Sánchez aplaudió la labor de las iglesias, las cuales forman un papel esencial con el tema de la rehabilitación de los presos, sin embargo, lamentó que un alto porcentaje de quienes recobran su libertad no se arrepienta y vuelva a delinquir.
A su vez, dijo sentirse satisfecho porque con el nuevo Código Procesal Penal, la persona que cumple su condena, independientemente de la cantidad de años de castigo, recibe una hoja de antecedentes limpia, por lo que no tendría problemas al momento de pretender ingresar a una empresa.
Seguimiento de exreclusos como vía de apoyo
El sociólogo de la Universidad Naconal Autónoma de Honduras en el Valle de Sula (Unah-vs), Lelys Paz, respalda también la iniciativa de que el Estado oriente un programa de apoyo a los internos para que una vez que recobren su libertad puedan cambiar su conducta delictiva.Para ellos dice que es necesario que se realicen convenios que permitan que los exreos se reinserten a la vida normal, al tiempo que reconoce que se siguen dando obstáculos sociales, en el sentido de que usualmente son difundidos sus nombres y fotografías en los medios de comunicación al momento de ser arrestados, lo que genera algún tipo de estigma por parte del resto de la población.
'Considero oportuno realizar programas de socialización de la reinserción de privados de libertad a través de los medios de comunicación porque ellos también son humanos, que se equivocaron, pero que nos los podemos condenar por siempre. De igual manera deben haber alianzas con la empresa privada para que se reincorporen a la vida laboral bajo un proceso de supervisión', expresó.
'Sé que no es un proceso fácil porque la delincuencia en Honduras es elevada y hay penetración del crimen organizado, pero con convenios y programas de socialización por parte del Estado, empresa privada y otros sectores de la sociedad, lograríamos en un alto porcentaje que la mayoría de presos que recupera su libertad, sean de allí en adelante personas productivas para el país', concluyó.
La Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica es una de las que cumple un papel extraordinario en el reintegro de los exprivados de libertad. Su servicio consiste en evangelizar y realizar procesos de rehabilitación y reinseción social de presos y expresos.
Sobeida Mendoza, coordinadora de la Pastoral, explicó que cuentan con el centro de reinserción social 'Nueva vida nuevas oportunidades', ubicado en barrio Las Acacias de San Pedro Sula, donde se ofrecen los servicios de carpintería, venta de alimentos y taller de costura.
En estos talleres las personas en libertad o conflicto con la ley reciben acompañamiento espiritual, psicológico, capacitaciones en diferentes áreas y el apoyo en búsqueda de préstamos para emprender su negocio.