“Mamá murió de cáncer hace un año, pero las facturas siguen llegando”
Una sampedrana relató cómo se endeudó con más de L1.2 millones para mantener viva 18 meses a su madre por cáncer de colon. Pacientes quedan entre la vida y las deudas por la falta de respuesta del Estado
- 10 de octubre de 2025 a las 23:00 /
El diagnóstico de cáncer no solo representa una etapa médica compleja, sino también una carga económica para muchas familias. La falta de acceso a tratamientos gratuitos y la escasez de medicamentos en el sistema público de salud obligan a los pacientes a tomar decisiones extremas, como vender propiedades o sacar exhorbitantes préstamos para costear el tratamiento.
Cuando a Damaris Umazor Portillo (55) le diagnosticaron cáncer de colon en cuarta etapa durante el año 2023, el mundo de su hija y su familia se vino abajo. Era una noticia devastadora, imposible de asimilar, la enfermedad había avanzado demasiado y las posibilidades de sobrevivir eran escasas. La urgencia era tal que no había tiempo que perder, si no se operaba de inmediato, el cáncer podía provocar un desenlace fatal.
La familia no dudó ni un instante, con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de miedo tuvieron que buscar financiamiento urgente para cubrir la operación en una clínica privada, un procedimiento que costó casi 200,000 lempiras entre medicamentos, pago de doctores y la clínica.
Usaron tarjetas de crédito, préstamos con familiares y amigos, todo fue necesario para salvar su vida. “Era sí o sí, o se operaba en ese momento o explotaba todo por dentro y ella fallecía”, recordó su hija Milén Pastora Nolasco durante una entrevista con LA PRENSA Premium en San Pedro Sula.
La operación resultó exitosa, pero era solo el comienzo de la lucha. Después vino la quimioterapia. El costo de cada sesión era exorbitante y el sistema de salud público no siempre contaba con los medicamentos necesarios.
Gracias a la solidaridad de amigos y conocidos lograron obtener las primeras 12 quimioterapias en el hospital Mario Catarino Rivas, cubriendo la mayor parte del tratamiento, pero la enfermedad seguía atacando, su hígado se dañó y tuvieron que asumir el costo de medicamentos adicionales para más quimioterapias, cerca de 20,000 lempiras cada dos semanas, un golpe duro para la economía familiar.
El drama no solo estaba en la enfermedad sino también en las emociones. Su hija recordó con voz entrecortada aquel sentimiento de impotencia: “Ver a alguien que amas sufrir tanto es doloroso y desgarrador, ella me dijo una vez que quería incluso apagar su vida porque ya no quería sufrir y que nosotros no siguiéramos gastando”.
Costo del tratamiento
Durante 18 meses la familia vivió entre hospitales, farmacias y deudas crecientes, con la esperanza de que cada tratamiento prolongara la vida de Damaris un día más.
900,000
lempiras
puede llegar a costar al Estado el tratamiento a un paciente con cáncer.
La deuda superó los 1.2 millones de lempiras por todo el proceso, y aunque contaron con un pequeño apoyo de familiares, la carga financiera recayó principalmente sobre la hija, quien tuvo que ingeniárselas vendiendo camarones, haciendo rifas y utilizando tarjetas de crédito para poder cubrir los costos esenciales. Llegó un momento cuando ya no le daban más extrafinanciamiento y tuvo que acudir a terceros para adquirir más dinero.
A pesar de la lucha, la enfermedad ganó la batalla y Damaris falleció en 2024, dejando un vacío inmenso y facturas que aún llegan a la familia, recordándoles la lucha que vivieron día a día. “La prioridad siempre fue ella, todo giraba alrededor de su vida”, comentó su hija, con la voz cargada de nostalgia.
La deuda que dejó el tratamiento de su madre asciende hoy entre 700,000 y 800,000 lempiras. A un año de su fallecimiento, ocurrido el 9 de agosto de este año, las facturas y los estados de cuenta continúan llegando. Cada mes su hija debe reunir alrededor de 23,000 lempiras solo para cubrir los pagos pendientes y evitar que la deuda siga creciendo. Su papá, por su lado, es alguien mayor y trabaja con una mototaxi, por lo que resulta difícil enfrentar la deuda.
Mantener a un paciente con cáncer en Honduras, para el Estado, puede superar los 900,000 lempiras durante un período de uno a dos años. Este monto incluye quimioterapias, radioterapias, cirugías, medicamentos anticuerpos monoclonales y hospitalización.
Los precios actuales del mercado farmacéutico evidencian que los gastos varían según el tipo de cáncer y la etapa en que se diagnostique la enfermedad, pero en general, los costos son prohibitivos para gran parte de la población.
La quimioterapia, uno de los tratamientos más comunes, puede costar entre 15,000 y 60,000 lempiras, sin contar los medicamentos adicionales necesarios para mitigar los efectos secundarios de este procedimiento.
Por ejemplo, los fármacos contra el dolor pueden oscilar entre 700 y 2,500 lempiras, mientras que medicamentos específicos para controlar vómitos, fiebre o fortalecer las células sanguíneas pueden sumar hasta 9,800 lempiras por tratamiento.
En el caso de terapias más avanzadas, como los anticuerpos monoclonales, los costos individuales pueden llegar a 60,000 lempiras. La radioterapia tiene un costo unitario de 3,000 lempiras, y los procedimientos quirúrgicos, como la extracción de tumores, pueden superar los 80,000 lempiras, sin incluir insumos y cuidados posteriores que suman varios miles de lempiras adicionales.
Además, los diagnósticos y exámenes complementarios representan un gasto significativo. Desde biopsias de diagnóstico (5,000 lempiras) y estudios de imagen (7,000 lempiras por cada uno), hasta análisis de laboratorio y consultas médicas especializadas (1,000 a 1,500 lempiras por consulta), todos son esenciales para un tratamiento completo, pero incrementan de manera considerable el gasto económico que debe hacer cada paciente.
Un dolor eterno: el caso de Ada
En 2001, la familia Morales enfrentó una de las peores tragedias de su vida, la muerte de Ada Celenia Morales, de apenas 22 años, a causa de un cáncer agresivo que comenzó a manifestarse con dolores de cabeza y vómitos intensos durante los últimos días de su práctica universitaria.
Su hermana Marilú recordó que “no podía pararse, estaba muy mareada y vomitaba constantemente”. Tras ser trasladada al hospital Mario Catarino Rivas, los médicos realizaron una tomografía que reveló un tumor cerebral avanzado. La gravedad de su estado obligó a trasladarla al Hospital Escuela de Tegucigalpa para cirugía inmediata, una operación que duró ocho horas y que casi le cuesta la vida debido a un paro durante el procedimiento.
Después de la cirugía, Ada continuó su lucha con radioterapia en la Liga Contra el Cáncer, aunque no pudo soportar la quimioterapia. Su tratamiento la llevó de nuevo a Copán, quedando en silla de ruedas y perdiendo la vista. La enfermedad no dio tregua, pues un año después, un nuevo tumor apareció en su pierna, destruyendo parte del hueso de la cadera derecha y requiriendo 12 radiaciones durante dos semanas.
9,600
casos
nuevos de cáncer se diagnosticaron en Honduras en 2024
El sufrimiento físico y emocional fue enorme. Marilú rememoró que “lloraba día y noche, no soportaba el dolor”. Finalmente, el 13 de abril de 2001, un Viernes Santo, Ada Celenia Morales falleció.
El costo del tratamiento fue igualmente devastador, entre medicinas, traslados, tomografías y cuidados especiales, la familia gastó alrededor de 80,000 lempiras.
Casos van en aumento en Honduras
El sistema público de salud enfrenta serias deficiencias ya que en pleno 2025, más de 1,200 pacientes con cáncer en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (Ihss) carecen de medicamentos esenciales, lo que los obliga a buscar tratamientos privados a precios elevados.
Según cifras del Seguro Social a nivel del Hospital de Especialidades de Tegucigalpa y el Centro Regional del Norte, los tumores malignos de los órganos digestivos y los tumores malignos del tejido linfático y órganos hematopoyéticos son los tipos más frecuentes.
Para finales de 2025 se proyecta que Honduras registre al menos 11,000 nuevos casos de cáncer, lo que representa un reto considerable para el sistema de salud del país.
De acuerdo con otros datos oficiales contabilizados por la Secretaría de Salud y que analizó LA PRENSA Premium, se encontró que entre 2020 y septiembe de 2025 fueron diagnosticados en Honduras 44,579 casos de tumores malignos y leucemias.
Los datos mostraron una concentración de casos en ciertos tipos de cáncer que afectan de manera desproporcionada tanto a mujeres como a menores de edad. En general, las neoplasias hematológicas y los tumores del aparato reproductor femenino dominaron la estadística, seguidos de los cánceres de órganos digestivos y respiratorios.
Los diagnósticos más comunes fueron la leucemia linfoblástica aguda, con 5,784 casos, seguida del cáncer de cuello uterino, con 3,924, y el cáncer de mama, con 3,410 registros. Estos tres tipos representaron casi una cuarta parte de todos los casos del país.
Otros cánceres con alta incidencia incluyeron el cáncer gástrico, el linfoma no hodgkin, las metástasis pulmonares y hepáticas, y los tumores primarios de pulmón y colon. En conjunto, los 10 diagnósticos más comunes concentraron aproximadamente el 46% de la carga oncológica total del país.
El análisis de los 44,570 registros reveló que la mayor carga de cáncer en Honduras se concentra en adultos mayores, particularmente entre los 50 y 70 años de edad. En este rango se ubica el núcleo epidemiológico del cáncer hondureño, donde confluyen los principales diagnósticos como tumores de mama, próstata, cuello uterino, estómago, colon y pulmón.
Los datos también arrojaron una presencia significativa de casos en la infancia y adolescencia, especialmente por leucemias, y aunque los casos son menores en cantidad absoluta, el número es clínicamente relevante. Se registraron más de 3,000 diagnósticos entre los cero y 19 años, destacando los grupos de dos a seis años con más de 2,400 casos combinados.
La distribución de los casos denotó una concentración significativa en unos pocos hospitales principales, mientras que otros centros presentaron cifras relativamente bajas, dejando entre líneas una centralización de servicios especializados en ciertos nodos médicos del país.
Los hospitales con mayor número de pacientes fueron el San Felipe, con 15,530 pacientes; Mario Catarino Rivas, con 11,191 pacientes; y el Bloque Médico Quirúrgico, con 4,448 pacientes. Estos tres centros juntos atendieron aproximadamente 70% del total de casos.
Existen otros hospitales con una carga moderada de pacientes, como Atlántida con 2,222 pacientes; el Bloque Materno Infantil, con 2,020 pacientes; de Occidente, con 1,258 pacientes; y del Sur, con 1,005 pacientes.
Los municipios con mayor número de pacientes fueron Tegucigalpa, con 22,898 pacientes; y San Pedro Sula, con 11,569. Estos dos municipios, que concentran la mayoría de la infraestructura hospitalaria del país, representaron más del 75% del total de pacientes atendidos.
La información mostró que la mayoría de los pacientes provenían de los principales centros urbanos y municipios con mayor población, como Tegucigalpa, con 8,763 pacientes; y San Pedro Sula, con 2,903 pacientes.
También llegaron pacientes de municipios con un número considerable, como La Ceíba (1,492), Choluteca (1,335), Danlí (1,179) y Comayagua (927), así como algunos medianos como Olanchito (694), Téla (648), Santa Rosa (565) y El Progreso (844).
Entre 2002 y 2024, el hospital Catarino registró alrededor de 5,000 casos de cáncer, a pesar de contar en sus primeros años con un solo oncólogo, señaló el especialista Pedro Estrada en una reciente entrevista a este medio. Actualmente, con dos oncólogos en el hospital, se atienden unas 1,400 consultas mensuales, con un promedio de 20 a 30 pacientes diarios.
El doctor Estrada lamentó que muchos pacientes lleguen en etapas avanzadas de la enfermedad, principalmente en fases tres y cuatro. “No existe una cultura preventiva sólida en nuestra población, y aunque el acceso a la salud ha mejorado, las personas siguen llegando tarde”, explicó.
Entre los tipos de cáncer más frecuentes en la región, el cáncer de próstata ocupa el primer lugar en hombres, seguido por cáncer de mama, páncreas, vías digestivas y hepatocarcinoma. El especialista enfatizó la importancia de la prevención y los diagnósticos tempranos, que permiten un mejor pronóstico y aumentan las probabilidades de supervivencia.
Estrada indicó que el tratamiento oncológico es costoso, con precios que generalmente llegan al millón de lempiras, y en casos complejos pueden llegar a dos o tres millones, dependiendo del tipo de cáncer. Sin embargo, destacó que el hospital ha logrado mantener un 80% de los medicamentos disponibles, y cuando se presentan vacíos temporales, el personal busca soluciones inmediatas para no afectar a los pacientes.
Un avance reciente es la implementación de la inmunoterapia, que llegó al Catarino hace apenas cuatro meses. Según Estrada, esta técnica mundialmente reconocida mejora significativamente la sobrevida de los pacientes y tiene efectos menos agresivos que la quimioterapia tradicional. “Antes esto era insoñable aquí, comentó.
El oncólogo también señaló factores externos e internos que influyen en la aparición del cáncer, como la alimentación procesada, radiaciones, contaminación ambiental, estilo de vida laboral y factores heredofamiliares.
Estrada recomendó que hombre y mujeres se realicen revisiones periódicas, incluso sin presentar síntomas, ya que esto puede disminuir el riesgo de desarrollar la enfermedad. “El cáncer mata si no se trata a tiempo, y en ocasiones tomamos decisiones fuera del esquema tradicional para salvar vidas”, concluyó.
Organizaciones como la Liga Contra el Cáncer y el Centro de Cáncer Emma Romero de Callejas ofrecen atención integral a pacientes oncológicos, pero la demanda supera la capacidad de estos centros, y muchos pacientes aún enfrentan barreras económicas y logísticas para acceder a los servicios.
En octubre de 2023, Honduras su Plan Estratégico Nacional para el control del cáncer para el período 2024-2030, con el objetivo de trabajar para que la población pudiera acceder a servicios de calidad y nadie se quede atrás, pero esto no se cumplió.
El cáncer es la segunda causa de muerte en Honduras, con una tasa de mortalidad ajustada por edad de 92.7 por cada 100,000 habitantes.