Resulta de sobra conocido el efecto que la devaluación de la moneda tiene sobre el nivel de inflación en el país.
La ralentización de la actividad económica como consecuencia de la pandemia tuvo un efecto directo en la demanda del dólar en el mercado hondureño, dando como resultado una caída de más de 4% después de haber alcanzado su pico más alto en mayo de 2020, cuando un dólar llegó a cotizar (brevemente) hasta en 25 lempiras, su mayor cotización tras la eliminación del tipo de cambio fijo en julio de 2011.
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23.88
Lempiras
Fue el precio más bajo del dólar registrado por el BCH en los últimos 15 meses. Se registró a finales de julio pasado.
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Sin embargo, en el mismo período, la tasa de inflación en los precios que pagan los consumidores, de hecho, aumentó. Entre mayo de 2020 y mayo de 2021, la tasa de inflación promedio se incrementó en 47.3%.
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Ahora bien, ¿qué otros factores hay detrás del retroceso del dólar? y, ¿cuánto más podría continuar esta situación?
Factores de la caída
El economista Rafael Delgado nos explica que tras el retroceso del dólar sobresalen dos factores principales.El primero es la ya mencionada parálisis de la economía, la cual contribuyó al retroceso de la demanda de divisas, situación que incide directamente en su precio.
El segundo factor, apunta Delgado, es el aumento en los flujos de divisas procedentes del envío de remesas. “La caída de la producción en Estados Unidos no fue tan pronunciada como aquí en Centroamérica y los hondureños que viven allá han seguido enviando remesas”.
De hecho, se estima que los envíos de remesas se incrementaron en 36% entre en enero y julio de este año, en comparación con años anteriores, de acuerdo con un análisis publicado por el BCH.
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“Ahora hay más hondureños allá, porque la migración sigue dándose y consiguen trabajo en Estados Unidos”, señala Delgado y agrega que, como segundo factor, “los hondureños en el extranjero están preocupados por la situación de sus familiares”.
El efecto de esta abundancia de divisas es que, naturalmente, el precio de esta, como el de cualquier otro bien de consumo, tiende a bajar.
Sin embargo, permanece su escaso efecto en los niveles de inflación, un reflejo de lo cual se observa en los precios de los combustibles, que en 2021 han registrado la mayor escasez de rebajas de los últimos 5 años.
¿A qué factores obedece esta situación?
Factores inflacionarios
“Generalmente la devaluación del lempira genera aumentos en los precios de los productos y la devaluación es sinónimo de presión inflacionaria. Pero ahora deberíamos esperar lo contrario, que, si el dólar se abarata, entonces también se deberían abaratar los precios, o cuando menos, no incrementarse tanto. Pero eso no está ocurriendo”, observa Delgado.El economista destaca dos factores detrás de esta aparente incongruencia.
“En primer lugar, la especulación. El deseo de algunos sectores monopólicos o que controlan el mercado de no reducir precios. Porque los costos también se han reducido por el abaratamiento del dólar”, argumenta.
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La suma de ambos factores sería entonces la responsable de que un dólar más barato no haya tenido un efecto significativo sobe los niveles generales de inflación.
La prolongación de esta situación ya depende de qué tan pronto se recupere la actividad económica. Conforme nos aproximamos al último tercio del año, la época de mayores ventas en el comercio, es de esperar que la demanda de dólares aumente, y con ella, el precio de la divisa.
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En los últimos días del mes de agosto, el precio a la venta del dólar en el sistema bancario volvió a rebasar la marca de los 24 lempiras, algo que no sucedía desde comienzos de julio de este año.