Un mundo cruele insensible

El desmedido afán y codicia por acumular cada vez mayores cuotas de poder y riqueza provoca desestabilización

Genocidios (Gaza), guerras civiles (Sudán), enfrentamientos bélicos (Rusia-Ucrania), hambrunas colectivas, refugiados, migrantes cazados y deportados, inexistencia de suficientes y adecuadas oportunidades laborales, concentración de la riqueza en minorías cada vez más reducidas y poderosas, crisis del sistema democrático reemplazado por extremismos políticos e ideológicos, son algunas de las realidades que, con creciente intensidad, marcan las actuales tendencias y perspectivas a las que hace frente la humanidad.

Muy puntual y oportuna ha sido la reciente prédica papal del Pontífice León XIV, pronunciada en la Basílica de San Pedro, solidarizándose, al igual que su antecesor Francisco, con los desheredados, marginados, excluidos y discriminados, que cada vez son más, ayunos de compasión y comprensión.

“La pobreza interpela a los cristianos, pero interpela también a todos aquellos que en la sociedad tienen roles de responsabilidad (...). Exhorto, por ello, a los jefes de Estado y a los responsables de las naciones a escuchar el grito de los más pobres. No podrá haber paz sin justicia social”.

El egoísmo, hedonismo y consumismo contrastan obscenamente con la miseria cotidiana de millones de nuestros semejantes inmersos en laberintos sin salida. El darwinismo social, el sálvese quien pueda, ha reemplazado a los sentimientos unitarios de ayuda, caridad y socorro.

El desmedido afán y codicia por acumular cada vez mayores cuotas de poder y riqueza provoca desestabilización, ruptura del tejido social y lucha de clases, militando en contra del mutuo entendimiento y comprensión, la armonía y la fraternidad.

Ya nuestro poeta Roberto Sosa lo advertía: “Un mundo para todos dividido”, en que son tantos los pobres que es imposible ignorarlos, por más que vivamos amurallados, encerrados en nuestro yo interior.

Y el asistencialismo no es la solución a este dilema existencial. La respuesta efectiva es el combate cotidiano, efectivo y decidido contra las causas estructurales que debilitan crecientemente los cimientos mismos en que descansan las estructuras económicas hasta hacerlas colapsar.

Tampoco la violencia es la respuesta, generadora de adicionales cuotas de muertes, dolor y sufrimiento masivo. Las rutas a seguir para superar las desigualdades no tienen que ser inventadas por nadie, pero sí impulsadas por todos y todas, en un mundo que demanda más solidaridad, más compasión, más amor, más tender la mano a quien menos tiene. ¿Se logrará encontrar luz al final del tenebroso túnel?

Redacción La Prensa
Redacción La Prensa
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LA PRENSA es el decano de los diarios impresos en Honduras y líder en audiencias en las plataformas digitales. Se fundó el 26 de octubre de 1964 en la ciudad de San Pedro Sula.

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