También el alcohol es una droga

Se piensa, erróneamente, que esta bebida etílica no está incluida en la amplia gama de estupefacientes, idea equivocada, por cuanto al igual que estos, y que el tabaco, es altamente adictiva

  • Actualizado: 17 de febrero de 2025 a las 00:00 -

Se piensa, erróneamente, que esta bebida etílica no está incluida en la amplia gama de estupefacientes, idea equivocada, por cuanto al igual que estos, y que el tabaco, es altamente adictiva y también provoca daños irreversibles en la salud, la economía y la convivencia pacífica.

Cada vez es mayor el número de personas que desde temprana edad utilizan diversos tipos de drogas, lo que es estimulado en películas como forma de “experimentar”, lo que constituye el primer paso para adentrarse en una espiral que va minando la voluntad y el deseo de no continuar descendiendo hacia el abismo, del cual difícilmente se logra salir.

Se empieza la práctica en actos sociales y, de no ponerle alto a tiempo, se persiste en tal creciente dependencia hasta llegar a la última etapa, el “delirium tremens”, la locura. Y cuando se agotan sus recursos personales para abastecerse de drogas recurren a la práctica de actos delictivos para calmar la urgencia, cada vez mayor, de continuar consumiendo.

Muchos compatriotas, hombres y mujeres, de lúcida inteligencia, verdaderas promesas para la cultura nacional, se quedaron a mitad del camino sin haber logrado desarrollar la totalidad de su potencial creativo y de sus facultades intelectuales debido al consumo de drogas.

El caso más conocido es el del mejor poeta de toda nuestra historia literaria: el bardo Juan Ramón Molina (1875-1908), fallecido en plena juventud a los treinta y tres años de edad en una cantina de San Salvador.

Así como este doloroso caso podríamos recordar muchos más, existencias de gran mérito que atrapados por las adicciones no lograron superarlas.

Si hay ejemplos admirables de rehabilitación, merced a grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos, aunado a una férrea decisión por iniciar una nueva etapa libre de alcohol, tabaco y otras drogas, destructivas de mente, cuerpo, alma. Y sus testimonios deben ser divulgados, ya que son aleccionadores de los estragos sufridos durante años, pero, igualmente, de la conclusión que, de continuar por la ruta de la evasión, se estaban rápidamente autodestruyendo.

Deben visitar escuelas, colegios, universidades, para ofrecer sus testimonios a la niñez, adolescencia y juventud, en labor preventiva y disuasiva, indispensable para que potenciales consumidores desistan de incursionar en el suicidio a plazos.

Educar a los más jóvenes sobre su efecto nocivo debe ser prioridad de nuestros sistemas de enseñanza, así como en el seno familiar, mientras que alentar el uso de estos productos debería ser prohibido por las autoridades competentes, pues su consumo es atentatoria de la salud.

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