22/04/2024
05:46 AM

¡Responsabilidad!

    Son horas de dolor, llanto y desesperación por la pérdida trágica de seres queridos lejos de la familia y en circunstancias que apuntan directamente a la culpabilidad, aunque ya desde el primer momento intentan desviar la responsabilidad, pero es evidente en manos de quiénes estaban los migrantes que perecieron en un centro del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez en la frontera norte mexicana.

    Nuevamente el éxodo continuo y masivo nos hace regresar a la inmensa y existencial necesidad que empuja a miles de hondureños a rebasar fronteras no solo en busca del “sueño americano”, sino para escapar de la violencia, la pobreza y escasez de empleo. La carencia del plan de país, no de gobierno o partido, es causa por décadas del éxodo agobiante para una gran población de jóvenes que ven perdidas sus esperanzas de mejoramiento en la vida. Educación, salud, empleo y seguridad son los asuntos más hirientes agudizados por la fiebre partidista que se cuela en todos los organismos del Estado.

    En la tragedia de Ciudad Juárez, como en otras muchas del reciente pasado, se multiplican las condolencias y la solidaridad, pero solo hasta ahí con las facilidades y la teatralidad que proporcionan las redes sociales. Por lo demás y siguiendo la canción “La vida sigue igual”, no habrá cambios para revertir a corto tiempo la salida de hondureños, aunque para las madres, hijos y parientes ya no será igual, pues quedó truncada la vida del familiar en un centro, eufemismo de prisión, del gobierno azteca.

    Las imágenes proporcionadas en el momento en que las llamas avanzaban y la actitud criminal de los guardias que custodiaban el recinto, es más que evidencia de la culpabilidad sobre la que se debe exigir responsabilidad en todos los niveles puesto que las víctimas estaban en resguardo de un organismo federal. Claro que eso es apuntar alto, pues los entresijos de la política y los amarres diplomáticos levantarán barreras contra cualquier reclamación.

    Ya desde el primer momento con solo información de interesados se hizo pública, no como hipótesis sino como verdad, la responsabilidad de los detenidos al protestar con la quema de colchonetas. Demasiado pronto para apuntar y dirigir el rumbo de la investigación que hará recaer la responsabilidad en empleados, no en quienes dirigen la política migratoria, nada fácil para México donde confluyen millones de personas en espera de camino legal o el atrevido salto al territorio norteamericano.

    Días de dolor y luto a la espera de la repatriación de las víctimas, cuyos sueños truncados marcan la trágica ausencia de quienes, por necesidad, soñaron y se ilusionaron, pero les impidieron hacer realidad el sueño.