La aprobación por parte de la Cámara de Representantes y la casi segura confirmación por parte del Senado al paquete de reformas fiscales remitido por el presidente Donald Trump, que incluye la aplicación del 3.5% al envío de remesas por parte de los millones de migrantes viviendo en Estados Unidos, tendrá diversos impactos en distintos países receptores.
En el caso de Honduras, las remesas enviadas por parte del aproximado millón de hondureños y hondureñas residentes en la Unión Americana, además de los miles que viven en otras latitudes, tanto en América como en Europa, son sumas que superan las exportaciones de café, productos de maquila, camarón y otros bienes, representando alrededor del 25% del PIB, con un costo social para nuestros “héroes y heroínas anónimas”.
Se calcula que unos tres millones de compatriotas las reciben semanal y mensualmente, dedicando alrededor de dos terceras partes de tales bienvenidas ayudas familiares al consumo, lo que debe ser revertido a efecto de generar mayores acumulaciones de capital en ambas direcciones.
El Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), ha sugerido el envío de programas alimentarios despachado desde Honduras contentivos de “productos nostálgicos” para nuestros paisanos en el extranjero, así como el desarrollo de un amplio sector inmobiliario canalizando las remesas captadas. El déficit de vivienda continua creciendo y sus costos se han disparado con la inflación, tornándola prácticamente inaccesible para las nuevas generaciones. Ello dinamizaría a distintos sectores productivos, con una utilización eficiente y efectiva de las remesas, contribuyendo a la reducción de la pobreza, el mejoramiento de las condiciones de vida de la población, el crecimiento económico, que involucren a la empresa privada, el sector público, organizaciones no gubernamentales y agencias internacionales de desarrollo.
Los y las compatriotas retornados, sea voluntaria o involuntariamente, deben ser reinsertados con programas que aprovechen las destrezas, competencias, habilidades y conocimientos adquiridos en el exterior durante su permanencia fuera de Honduras, constituyendo un valioso capital humano el cual requiere de oportunidades financieras, laborales, empresariales que hagan posible su solvencia económica, generando efectos multiplicadores para sus respectivas familias, lo que evitara la necesidad de que, de nueva cuenta, opten por migrar.
Es lo menos que podemos brindarles como ineludible obligación y testimonio concreto de gratitud y reconocimiento a todos los diversos aportes que, a lo largo de los años, han dado a su patria hondureña.