Rechazo a los aduladores

Dicha lección no debe ser ignorada por ningún partido político, por cuanto el irrespeto a la ley y a la voluntad popular conduce a trágicos desenlaces para ambos

El gobernante entrante debe ignorar a quienes se acercaren a él con zalamerías, endulzando sus oídos, distorsionando la dura y cruda realidad imperante en nuestro país, e intentando persuadirlo de que la ignore, ya que su presencia en el solio presidencial garantizará que todo marchará sobre ruedas, sin conflictividades ni presiones, gracias a su talento, liderazgo y energía, con lo que, obviamente, solo reflejan sus verdaderos intereses: disfrutar y, de serles posible, adquirir riquezas a costa del erario para ellos y sus paniaguados.

Dichas personas se abstienen, a propósito, de presentarle el cuadro real y objetivo de las condiciones verdaderas en las que se accede al poder, con una nación en declinación social, material y ética, en estado de postración.

Dependiendo de la personalidad del titular del Poder Ejecutivo, se sentirá halagado o bien coincidirá o refutará el servilismo y las genuflexiones de las y los cortesanos, que día y noche, hasta el día de la elección de su sucesor, le reiterarán que es omnisciente, insustituible, irremplazable; en pocas palabras, el redentor de la República.

Nuestro pasado registra un ejemplo aleccionador de lo arriba expresado: el Jefe de Estado Julio Lozano Díaz, quien reemplazó a Juan Manuel Gálvez en la presidencia, sucumbió a las falsedades de sus más cercanos asesores, que le insistían en el continuismo con él al frente. Cayó en la trampa y convocó a elecciones presidenciales —que, dicho sea de paso, han sido las más fraudulentas habidas hasta ahora— en octubre de 1956. El 21 de ese mes fue depuesto por las Fuerzas Armadas, hecho respaldado por la ciudadanía.

Don Julio fue un eficiente administrador, experto en finanzas, con larga experiencia tanto en el sector privado como en el público. Lamentablemente, pese a su lúcida inteligencia, hizo caso al servilismo, lo que le significó la humillación y su fallecimiento poco tiempo después.

Dicha lección no debe ser ignorada por ningún partido ni político, por cuanto el irrespeto a la ley y a la voluntad popular conduce a trágicos desenlaces para ambos. La garantía de estabilidad y óptimo rendimiento en tan alto cargo se cimenta en acatar nuestra Constitución de manera total, comprendiendo que ha sido electo para administrar y promover el bienestar colectivo de todo el conglomerado nacional, sin excepción, debiendo rendir cuentas de su actuación de manera periódica y con transparencia, durante y al final de su gestión.

Redacción La Prensa
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LA PRENSA es el decano de los diarios impresos en Honduras y líder en audiencias en las plataformas digitales. Se fundó el 26 de octubre de 1964 en la ciudad de San Pedro Sula.

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