Para este sábado se realizará la concentración de militantes del Partido Libertad y Refundación (Libre) en San Pedro Sula, en recorrido por calles y avenidas. La misma es interpretada por algunos como una demostración del peso y capacidad de convocatoria de esta agrupación hoy en el ejercicio del poder, en tanto otros la perciben como una respuesta a la marcha convocada por las Iglesias Católica y Evangélica.
Sea como fuere, la de mañana debe comportarse de manera pacífica, lo que demostrará, de realizarse de esta manera, la madurez y sensatez de su dirigencia y bases, descartando cualquier acción provocadora que incite a la respuesta por parte de la oposición, lo que sería un grave error: responder a acciones de fuerza con otras de igual equivalencia. Si, por el contrario, se empaña con incidentes violentos y agresivos, le estará dando la razón a quienes vaticinan que provocará incidentes fuera de la ley y el orden. Si sus organizadores son capaces de controlarla a efecto de que se desenvuelva exenta de agresividad física y verbal, sin daños ni a la propiedad municipal ni a la privada, estará dando un ejemplo a las que se llevarán a cabo a partir del próximo mes, cuando se inicia la campaña partidaria a lo largo y ancho del país.
El ambiente está cargado no solo de incertidumbre respecto al presente y futuro nacional, también de tensiones, confrontaciones, acusaciones, recriminaciones, de una y otra parte, que van crecientemente acumulándose, lo que no ayuda para alcanzar un clima de distensión y pacifismo, practicando el espíritu democrático, de manera tal que constituya una fiesta cívica y no una premonición de lo que puede suceder a medida que se acerca el 30 de noviembre, cuando la ciudadanía cumplirá con el cívico deber de escoger a sus autoridades de acuerdo a su trayectoria, capacidad, valores éticos, desempeño previo.
Zanjar discrepancias apelando a la fuerza y no a la razón resulta en un enfrentamiento directo de hermano contra hermano, creando una brecha de venganzas y represalias conducente a una virtual guerra civil.
Nuestro pasado está cargado de tan dramáticos y repudiables acontecimientos que han significado violaciones a los derechos humanos, incluyendo derramamiento de sangre fraterna, instauración de gobiernos dictatoriales, persecuciones, destierros, supresión de garantías y libertades, que han constituido retrocesos en nuestra evolución histórica hacia la paz, la fraternidad y el bienestar compartido.
Así, para mañana todo debe ocurrir dentro de las normas de la convivencia armónica y pacífica, lo que representará un avance de progreso y mutuo respeto.