05/12/2025
06:55 PM

Los bosques

    Honduras es parte del centenar de países que se comprometieron a detener la deforestación, restaurar la vida de los bosques y poner fin a la degradación de la tierra para el año 2030, lo que incluye la renovación de más de 13 millones de millas cuadradas de bosques. Ese es uno de los acuerdos de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP26, organizada por el Reino Unido en Glasgow, Escocia, bajo la presión del mundo que ve sus resultados con escepticismo en una época desafiante para la existencia de la humanidad.

    COP es la abreviatura de la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y esta es la edición 26 que ha reunido a líderes mundiales desde el 31 de octubre para concluir este viernes 12 de noviembre, una cita anual que busca frenar el calentamiento global y atender la crisis climática que explica los masivos incendios forestales, sequías prolongadas, capas de hielo que se derriten, inundaciones y huracanes. Los bosques, han recordado en la cumbre, absorben alrededor del 30% de las emisiones de dióxido de carbono del planeta, ayudando a prevenir su calentamiento.

    Un informe previo a la conferencia señala que, de las 60,000 especies de árboles catalogadas en el mundo entero, un 30% están amenazadas de extinción, y es América Latina y el Caribe -la región con mayor riqueza forestal-, la que más peligro corre por la agricultura, la tala de árboles y la ganadería. En el caso de Honduras, por ejemplo, se registra una pérdida anual de unas 78,000 hectáreas de bosques por la tala ilegal, incendios y el consumo de leña. El cambio en el uso del suelo afecta al menos 21,000 hectáreas al año, mientras las otras 57,000 son destruidas por los incendios forestales que, en las últimas décadas, han reducido el caudal de muchas fuentes de agua. Y no es necesario recordar que el nuestro es uno de los países más vulnerables a los fenómenos naturales.

    Para Honduras, este compromiso es impostergable. Hay que detener la destrucción de la selva en La Mosquitia, los daños a la Biosfera del Río Plátano, parar la deforestación en Olancho, Santa Bárbara, en El Merendón y en el mismísimo Parque Nacional de La Tigra, etc. Dejemos atrás la indiferencia y trabajemos en restaurar la tierra y combatir los incendios forestales. Tomemos medidas desde todos los sectores, imponiendo leyes severas y haciendo conciencia en la protección de los bosques porque, como lo han señalado en la conferencia, “son esenciales para nuestra propia supervivencia”. Que esta no sea otra promesa hueca, otro papel para engavetar.