Para hacer realidad la construcción de ciudadanía participativa en el destino patrio es necesario su involucramiento y participación cívica en los grandes temas de la agenda nacional de manera permanente, mismos que inciden en nuestras vidas cotidianas de diversas maneras.
La mayoría de compatriotas se han automarginado del quehacer político: en el mejor de los casos concurre a las urnas a depositar su voto por determinado partido y su planilla de candidatos el día de elecciones.
Lo hace, sea por tradición familiar o por concluir que está votando por el menos malo de entre los postulantes, y retorna a su hogar para continuar enfrentando los retos implícitos en su existencia y la de sus familiares, con los medios y recursos disponibles.
Tal actitud facilita a los políticos el acceso y disfrute del poder y la riqueza pública, exentos de controles y fiscalizaciones ciudadanas, ni siquiera esporádicas, exceptuando aquellas planteadas por grupos organizados de la sociedad civil, minoritarios en número e insuficientemente cohesionados.
Tal como afirma el investigador David Araujo refiriéndose a los grupos de poder: “... No buscan evadir la ley, sino que aspiran a que las disposiciones jurídicas se desarrollen en función de sus intereses, permitiéndoles operar dentro de un marco que les brinde ventaja, seguridad e impunidad. Este tipo de corrupción constituye una estructura plenamente consolidada, organizada y sistemática... que socava la independencia y el funcionamiento del Estado en beneficio de intereses particulares y en perjuicio del interés nacional (...), ejercen un control sistémico para capturar la institucionalidad y manipular la función electoral a su conveniencia. De esta manera consolidan un sistema jurídico que les permite la manipulación de procesos y resultados electorales, asegurando la perpetuación de sus estructuras de corrupción en el ejercicio del poder”.
Tal realidad ha estado omnipresente a lo largo de nuestro devenir, ayudada por la apatía e indiferencia colectiva. En tanto no alteremos tal actitud, continuaremos otorgando cheque en blanco a redes familiares que se perpetúan de generación en generación en el secuestro y disfrute del Estado para provecho y beneficio particular de manera impune.
Conocer y analizar las propuestas de cada uno de los candidatos a los diferentes cargos de elección popular, no solo a los aspirantes presidenciales, es parte esencial en el proceso de democratización de la política. La calidad de los elegidos, sean presidente, diputados o alcaldes municipales, afecta directamente la gobernabilidad y el desarrollo del país.
Elegir a los mejores, a los comprometidos con la transparencia en el ejercicio de sus funciones, y más allá de ello, su compromiso con el respeto irrestricto de la legislación y la institucionalidad, es el primer paso para una efectiva lucha contra la corrupción pública.