Sin tecnología, sin equipo y sin los avances en los campos de la ingeniería y arquitectura, los egipcios, o más cercanos a nosotros, los mayas, dieron respuestas eficaces a sus inquietudes culturales y religiosas con mayor prontitud y agilidad que nuestras autoridades. Por enésima vez vuelve a la palestra en San Pedro Sula la olvidada Casa de la Cultura como compromiso en un cercano período, aunque como dice la sabiduría popular y cotidianamente hay pruebas, “del dicho al hecho hay mucho trecho”.
Lástima que los intentos en estos últimos años no hayan cuajado, pues la inclusión de la burocracia central es una rémora que habrá que superar con escasos beneficios a lo largo del desarrollo del proyecto, cuya ruta no es otra que la participación generosa de instituciones y organizaciones locales coordinadas por personas, con aspiraciones artísticas, con amor a la ciudad y con deseos genuinos de dejar un legado histórico a las generaciones venideras.
Señalamos lo anterior porque los museos en nuestra ciudad, como expresión de la historia de todos los hondureños y espejo de las bellezas y riqueza naturales de nuestro país, están sobreviviendo con los escasos recursos que proporcionan las visitas.
El interés y la preocupación de instituciones privadas o públicas se ha ido esfumando, de manera que ni siquiera para el mantenimiento de las instalaciones y el pago de la planilla hay recursos, mucho menos para la adquisición de muestra de presentación de expositores o concursos relacionados al tema al que se destina el museo.
¿Biblioteca? Las tradicionales que se hallan en instituciones privadas para el servicio de sus estudiantes, aunque también hay puerta abierta con disponibilidad manifiesta para quien busca leer, indagar e incluso investigar en libros impresos que para muchos jóvenes hoy son los “amigos sustituidos” por la tecnología portadora de redes sociales e Internet. A la biblioteca tradicional habrá que añadir el calificativo de virtual para encauzar las dos corrientes hacia el mismo destino: conocimientos, criterio y cultura.
Las necesidades asfixiantes por sobrevivir y el acoso del derroche y el consumismo, con derivación hacia el materialismo, siguen orientando hacia el tener más y lo último, de manera que la cultura y el arte en todas sus expresiones no hallan espacio en la agenda de los Gobiernos ni de organizaciones que hasta hace unas décadas eran el baluarte del mundo artístico y cultural.
La Municipalidad sampedrana y el Instituto Hondureño de Antropología suscribieron un acuerdo de cooperación y asistencia para relanzar el proyecto de la Casa de la Cultura aprovechando los deteriorados muros del inolvidable para generaciones de sampedranos el colegio José Trinidad Reyes. ¿Será verdad? Hasta ver, no creer.