Como un respiro de aire fresco para un mundo complejo, así son las noticias que llegan desde Roma, con motivo del Jubileo de la Juventud, que recién ha finalizado.
Ver las imágenes en las que más de un millón de jóvenes se congregaron para escuchar el mensaje del Papa León XIV renueva la esperanza en que “un mundo distinto es posible”, uno de los grandes mensajes del pontífice en este encuentro.
Cultivar la esperanza en los jóvenes es una necesidad permanente, que debe acompañarse de un llamado a estar alerta, para no dejarse llevar por aquello que solamente entretiene, pero que deja una sensación de profundo vacío.
Implica dialogar con los jóvenes y, de manera especial, mantener la escucha activa que implica conocer sus inquietudes, sus ideas y sus propuestas para un escenario en el que ellos ya son protagonistas.
Escuchar a los jóvenes con la firme intención de comprender e involucrar, de forma constante, es una práctica que debemos asumir, para construir un futuro mejor.
El papa León XIV hizo un llamado a construir relaciones sinceras, a desconfiar de las “lógicas comerciales” y trabajar por un mundo “más humano”.
Este mensaje puede comprenderse como una invitación a cultivar relaciones reales, más allá de las redes sociales, a evitar caer en el excesivo consumismo y apreciar el enorme valor de lo humano por sobre lo artificial.
Participar en la construcción de un mundo distinto es posible, especialmente cuando se trata de los padres que debemos educar a los hijos de forma integral, sin dejar de lado la espiritualidad.
Fortalecer la esperanza, en un contexto que muchas veces se vuelve desesperanzador; a creer en el diálogo, en un mundo de hostilidad verbal y de actitudes cerradas.
Implica también enseñar, acompañando del ejemplo, que el camino de la fe es indispensable para salir adelante, para encontrar salidas donde el conocimiento es insuficiente.
Un mundo distinto es posible, cuando nos enfocamos más en lo que nos une, en lugar de aquello que nos separa; cuando comprendemos que los derechos de los otros son tan válidos como los propios.
Es posible también cuando entendemos que vivir con valentía no es violentar, ni atropellar, sino buscar el diálogo de forma permanente, con tolerancia, con la paz por objetivo.
El Jubileo de la Juventud nos da ánimos y lecciones que debemos traducir en nuestros propios escenarios, teniendo en mente el llamado del Papa León XIV: “Aspiren a cosas grandes”, que nos hace recordar las palabras de Francisco “No tengan miedo”, tan vigentes para los jóvenes, como para quienes influimos en ellos.
