“La democracia es el destino de la humanidad; la libertad su brazo indestructible”: Benito Juárez.
La democracia va más allá de la forma en cómo se eligen las autoridades. La democracia, como la entendamos, entraña una concepción de legitimidad y del poder, que hace de las votaciones una de las maneras posibles de elección, que incorpora el principio de legitimidad, el cual está en el pueblo, no en los políticos. Parece sencillo hablar de la democracia, pero no lo es, ya que la democracia se conoce como el puerto de salida; pero no el de llegada, existiendo siempre un margen entre lo ideal y lo real.
Según Aristóteles, hay seis formas de gobierno, la monarquía, aristocracia, república, tiranía, oligarquía y democracia; colocaba a la democracia como la mejor de las formas malas, respaldando lo que decía Winston Churchill: “La democracia no es un sistema perfecto, pero es el mejor de los sistemas conocidos”. Tuvimos recién la experiencia de ir a elecciones y experimentar de forma masiva la voluntad popular de ejercer el sufragio, la cual se celebró como una fiesta cívica; la solidez de una democracia depende del grado de compromiso de sus ciudadanos con sus principios.
En el lenguaje hebreo no existe una única palabra que signifique democracia, aunque generalmente se define como “el gobierno del pueblo”. Como en las raíces griegas: demos, Kratos, gobierno. Honduras ha ganado, todos hemos sido parte; lo más trascendental es lograr que nuestra nación entre en una etapa de unidad nacional, de mayor participación ciudadana, gobernabilidad y justicia, superación de corrupción, fortalecimiento institucional, plan de nación, progreso, reformas estatales, etc.
Hago un llamado para que los hombres y mujeres de cinco estrellas, indistintamente del partido en que militen, sean buenos ciudadanos, que luchen por la nación y tengan como lema “Fuerza y honor”, es el lenguaje de guerreros que avanzan, y así todos ganamos.