Renovadas esperanzas de paz

Nuestro entrañable hermano pueblo mexicano se encuentra actualmente arrinconado por la guerra entre los carteles de la droga que luchan por territorios.

  • 27 de mayo de 2025 a las 00:00 -

La paz es el don más anhelado por la humanidad. Sin embargo, la historia está llena de episodios en los que el hombre, desde cuando habitaba las cavernas hasta la actualidad, ha guerreado y desatado terribles mortandades y destrucciones, generalmente por la conquista o la defensa de territorios. Las últimas décadas son un ejemplo de cómo el hombre ha escenificado guerras terribles, saldadas con la vida de millones de personas, guerreros y civiles. La II Guerra Mundial es un ejemplo de abominables masacres de los habitantes de Hiroshima y Nagasaki, ciudades objetivo de las primeras bombas atómicas con alto poder destructivo. Y lo mismo diremos de la Guerra de Vietnam.

Nuestra tierra actualmente es el escenario de múltiples guerras que nos lleva a pensar en que algunos humanos no escarmientan y consideran la guerra destructiva, la que siembra muerte y exterminio, como la mejor forma para resolver los conflictos entre pueblos, Estados y Gobiernos. Y muy a pesar de que estamos en la era de los grandes avances tecnológicos no logramos combatir la dominación y el sometimiento de unas naciones por otras y la miseria.

Esa desigualdad en el globo ha permitido que asistamos a importantes guerras que se desarrollan en el escenario mundial actual: la guerra palestino-israelí con desastrosos índices de mortalidad de mujeres y niños en el escenario de las intenciones de Israel por borrar al pueblo palestino mediante el genocidio total.

Asoman los dientes entre Irán y los Estados Unidos. Irán lucha por mantener su soberanía e independencia en la producción de uranio enriquecido para el uso civil y los Estados Unidos empecinados en imponer condiciones, para los iraníes inaceptables. De esta suerte se oyen en los predios iraníes y de sus vecinos amenazas que probablemente podrían desencadenar un infierno de destrucción y muerte en el área.

Las posibilidades del desencadenamiento de una guerra nuclear entre dos potencias poseedoras de esas armas, Pakistán y la India se desvanecen porque parece que han entrado en razón y comprendido que más provocaciones podrían conducir a la autodestrucción de ambas naciones, cuyo futuro camina, ahora, por buenas sendas.

Nuestro entrañable hermano pueblo mexicano se encuentra actualmente arrinconado por la guerra entre los carteles de la droga que luchan por territorios y por los mercados norteamericanos, en donde están los más grandes sectores de consumidores. Honduras aún no ha superado esa pesadilla porque vemos el comportamiento de la criminalidad, pues apunta a que el narcotráfico aún no lo ha controlado la Policía y ni los militares y los civiles siguen como las víctimas propiciatorias.

Pero el conflicto que más cámaras y comentarios periodísticos ha producido es la guerra entre Ucrania y Rusia, dos países, hasta hace unas pocas décadas, parte de un solo país - la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas - y que sus pueblos se consideraban hermanos porque les unían el idioma ruso, la religión ortodoxa y una vieja historia en la que fueron un solo pueblo durante los zares y construyeron juntos las grandes ciudades rusas y ucranianas.

El golpe de Estado de 2014, empujado por Estados Unidos, impulsó los sentimientos antirrusos y profascistas que estaban soterrados y que promovían algunos grupos cuyos antecesores tuvieron migas con Hitler y fueron los ejecutores de masacres contra ucranianos y polacos.

El presidente Trump, que también ha desatado la guerra de los aranceles, parece más sensato y pugna por la solución de este conflicto al que se vio impulsado Rusia, porque los ucranianos pretendían expulsar a la población rusofona, con antecedentes familiares en la Gran Rusia y poseedores de las tierras aledañas al Don, con un gran crecimiento industrial, en contraposición del resto de Ucrania, que es todavía campesina rural.

Los ucranianos emparentados con los rusos resistieron y esto desató la guerra. No valieron los esfuerzos de paz -el acuerdo de Minsk y los fallidos intentos en Turquía- porque la dirigencia ucraniana al mando del presidente Zelensky creyó en los cantos de sirena que venían desde Biden y de los dirigentes europeos que querían posesionar sus fuerzas en las fronteras rusas con el respaldo permisivo de la dirigencia ucraniana.

Trump ha obligado a Zelensy a sentarse a negociar. Rusia acepta y creo que hay buenas perspectivas. Porque solo el diálogo podrá resolver tantos problemas entre dos pueblos hermanos y los de la humanidad.

las columnas de LP

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