Hoy más que nunca necesitamos líderes y ciudadanos dispuestos a elevar el debate, a exigir responsabilidad, inclusive ante la muerte, que definan su compromiso.
Es cierto que para buscar el bienestar del prójimo hay que asegurar el propio. Si la autoestima anda por el suelo o si no nos preocupamos por nosotros mismos.
Lejos de entregarse a las autoridades para ser juzgados, vencidos en juicio y sentenciados se ocultan o se suicidan, en intento por evadir a la autoridad y expiar su delito.