Recordando las potras del barrio, en el día y en la noche, disputadas en canchitas improvisadas de solares baldíos, calles y avenidas de los barrios y colonias populares de San Pedro Sula. Con marcos, a veces hechos de piedras, algunos jugadores usaban tacos, tenis o cualquier tipo de zapato, mientras que otros jugaban descalzos —“chuñas”— con pelotas de plástico. Eran comunes estos tradicionales eventos deportivos donde participaban todo tipo de jugadores, sin importar edad, talentos o estados físicos. La mayoría de estos partidos callejeros se realizaban en horas nocturnas, aprovechando el alumbrado eléctrico público.
Los principales opositores de estas “potras” eran algunos vecinos, los motoristas, y cuando se excedía de los horarios nocturnos, no faltaba la llamada del vecino más delicado y cercano, que era de los pocos que tenía de aquellos recordados teléfonos fijos, de línea, a la posta policial más cercana del Cuerpo de Seguridad Pública (CES) en los años 70s o la Fuerza de Seguridad Pública (Fusep), décadas después.
Esas son páginas de historia en blanco y negro, de cuando abundaban los “rigiosos”, y las “potras” eran uno de los principales pasatiempos, que con el tiempo se volvieron actividades apostadas con cualquier cantidad de dinero y se convirtieron, en su mayoría, en casos violentos.
Con la llegada del Internet, las redes sociales y todo tipo de programas, esas disciplinas deportivas callejeras se quedaron archivadas en esas épocas y las nuevas generaciones dejaron de hacer ejercicio físico corporal y, actualmente, son expertos, en especial con el programa deportivo de “Fifa Play”, que solo ocupan las manos y, en especial, los dedos pulgares. Juegan imaginariamente en los mejores estadios del mundo, a la par de Messi y Cristiano, aunque vivan en un país llamado Honduras.