27/12/2025
11:47 AM

¿Qué escucho? ¿qué leo?

En la naturaleza el ser humano tiene una posición privilegiada en relación con las demás criaturas y cuanto existe. Sus capacidades y su manera de comprender y captar el mundo, le permiten pensarse y pensar a otros. Dentro de las grandezas humanas está el hablar. A través de la palabra somos capaces de comunicar a nuestros semejantes nuestro interior, y exponer con narraciones experiencias vividas por otros o por sí mismo. Hasta ahora, no hay otro ser, sino el humano con este don.

La historia de la humanidad inicia su periodización con la invención de la escritura como acontecimiento que marca un antes y un después, eso nos permite reflexionar que es propio del ser humano comunicarse con gestos, palabras que nacen de la conjugación de las cuerdas vocales y el cerebro dando como resultado la voz, y que se materializan en caracteres que luego forman un sistema de significados. Con todo esto que hemos mencionado vale la pena preguntarnos ¿qué estamos expresando?

En los Evangelios encontramos una frase de Jesús que llama la atención «Lo que sale de la boca proviene del corazón» (Mt 15,18) es claro, nuestras palabras y escritura manifiestan el sentir, y cómo la realidad afecta nuestra existencia. En los últimos años hemos visto el desarrollo impresionante de las redes sociales, que se han erigido como lugares “virtuales” de encuentro, y con esta crisis sanitaria que aún nos ensombrece, su evolución y las formas de interacción se han vuelto necesidades de primer orden, pues, ante el alto riesgo de contagio, conviene más la comunicación a través de las pantallas. Hace algunos años, era impensable reuniones importantes a través de estas aplicaciones, dando como resultado un desafío para los mayores poco acostumbrados a socializar en estos medios, y un deleite para las generaciones jóvenes. Sin embargo, ¿Qué clase información nos llega? Es variada, desde las posiciones más objetivas, hasta las más descabelladas, y esto nos hace ver, que hay datos que informan y desinforman, que forman y desforman. Y al detenernos a reflexionar nos percatamos las diversas reacciones que desencadena estos contenidos.

En las redes sociales actualmente se desencadena una violencia desproporcionada, que más allá de estrechar a la comunidad humana, la ha dividido, generando en el interior de cada persona la insatisfacción unida a una frustración expresada con palabras de odio y promoción de decir cosas que no están ceñidas a la realidad; que muchas veces son opiniones que subyacen criterios meramente subjetivos alimentados por pareceres equívocos de otros, careciendo del criterio de verdad. Ante la grandeza humana está la capacidad de pensar e interrogarnos ¿Qué hay en el fondo de una noticia o información? Pues, el ser humano está llamado a vivir en la verdad y a valorar lo real, y a la vez construirse con la voz y palabra que edifica.