La transformación digital no es un lujo ni una moda reservada para las grandes empresas. Es, sin exagerar, la diferencia entre crecer o quedarse estancado. Si usted tiene una pequeña o mediana empresa, no se pregunte si debe digitalizarse. Pregúntese por qué no lo ha hecho aún. Algunos todavía creen que digitalizar es caro, complicado o innecesario. “Mi negocio siempre ha funcionado así”, dicen. Otros se convencen de que la tecnología es solo para empresas grandes o jóvenes expertos en computadoras. Pero en realidad hoy existen herramientas tan simples como una “app” de cobros o un sistema básico de inventario que pueden cambiar por completo la forma de trabajar. Digitalizar no es instalar un robot en su tienda, es hacer más con lo que ya tiene. Usted también puede
transformar su negocio. No necesita hacerlo todo de una sola vez ni contratar a una gran empresa de tecnología. Empiece por revisar qué parte de su operación podría mejorar: ¿las filas son largas?, ¿los clientes se quejan de la atención?, ¿pierde tiempo con la contabilidad? Escoja una sola área para comenzar. Instale una herramienta sencilla, como una plataforma de facturación gratuita o una “app” de atención al cliente. Hoy incluso puede recibir pedidos por WhatsApp sin complicarse la vida. No lo haga solo. Involucre a su equipo, capacítelo y elimine el miedo al cambio. Muchas veces, el obstáculo no es la herramienta, sino el temor de no saber usarla. Hay cursos accesibles, asesores locales e incluso tutoriales gratuitos que pueden guiarlo paso a paso. Si su gente aprende, su negocio gana. Y aproveche los datos. Aunque suene técnico, no lo es. Saber qué producto se vende más, qué días entra menos gente o qué promociones funcionaron le permitirá tomar decisiones más claras. Con información, usted puede corregir errores antes de que le cuesten caro. Eso sí, no olvide un punto clave: proteger la información. Tener todo digitalizado sin seguridad es como dejar abierta la caja registradora. Asegúrese de usar contraseñas seguras, hacer copias de respaldo y limitar el acceso a los datos sensibles. San Pedro Sula es una ciudad de ritmo acelerado, donde los negocios que sobreviven son los que aprenden a moverse con inteligencia. Porque hoy quien no se transforma se queda atrás.