Un día para recibir atención, para disfrutar de esa etapa de la vida, aunque el resto del año sea enfrentar una serie de situaciones muy difíciles de sobrellevar para cualquier persona.
Un día para escuchar que “son el futuro de la patria”, aunque el presente no dé espacio para pensar más allá del mismo día, cuando la cotidianidad es un ancla para su desarrollo.
Así celebraremos el Día del Niño (y niña) en Honduras, con datos terribles que deberían ponernos no solo a pensar, sino a actuar. Veamos.
Las noticias nos han contado que el Observatorio de la Niñez y la Adolescencia de Casa Alianza estima que, hasta abril de 2025, más de 18,000 niñas, niños y adolescentes en Honduras viven en condición de calle.
Por otra parte, Honduras es uno de los países con mayor incidencia de trabajo infantil en América Latina, con más de un millón de niños y niñas obligados a trabajar. (Encuesta Nacional sobre Trabajo Infantil, 2023).
Se estima que más de un millón de niños y niñas están fuera del sistema educativo en Honduras, situación que limita sus posibilidades de desarrollo y los coloca en situación de vulnerabilidad.
No se trata de hacer un recuento exhaustivo de indicadores, ya que requeriríamos mucho más que este espacio para ello; sin embargo, se trata de entender que aquellas imágenes frecuentes de niños limpiando vidrios en las esquinas de calles principales en las ciudades del país son tan solo una pequeñísima muestra de lo que sucede a gran escala.
Las celebraciones del 10 de septiembre, en las que las organizaciones de toda índole destinan esfuerzos y recursos para llevar alegría a la niñez hondureña, son solo un momento. Es preciso recordar que más allá de una fecha en el calendario es un momento para reflexionar y actuar para lograr un cambio menos efímero.
No se trata de sustituir las piñatas, dulces y juguetes de ese día, que probablemente sea uno de los pocos en los que realmente pueden disfrutar de su infancia, sino de complementar la algarabía con conciencia para actuar y pedir que se actúe.
Principalmente en plena temporada de campaña electoral valdría la pena conocer cuáles son las propuestas de los candidatos para mejorar las condiciones de la niñez y la adolescencia.
El diálogo y la actuación multisectorial es fundamental para abordar una situación con múltiples aristas, en la que desde hace muchos años hacen una gran labor las organizaciones no gubernamentales, los organismos de la cooperación internacional y la sociedad civil organizada.
¿Qué lugar ocupa la niñez en las prioridades? Porque detrás de cada dato duro hay muchas historias de personas con necesidades, expectativas y anhelos que merecen un presente digno.
Más allá de los dulces del día, de los abrazos de campaña, ¿qué podemos esperar? Porque la niñez no es de un día ni las promesas son garantía, de eso hemos tenido lecciones de sobra a lo largo de la breve vida democrática del país. Aprendamos a tener una visión más crítica, que reconocer lo que nos falta nos permite avanzar.
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