Manjar para quienes aún leen

La selección de un galardonado inquieta, todos los años antes de octubre, a grandes escritores que son mencionados en las predicciones como merecedores de la medalla.

  • 13 de octubre de 2025 a las 23:00 -

El escritor húngaro, cuyo apellido puede representar un trabalenguas para una persona de habla hispana, no esperaba convertirse en un literato consagrado, solamente quería escribir un tan solo libro para no ser una persona anónima; pero resulta que su nombre ahora resuena en todo el mundo. Lázlo Krasznahorkai por ser uno de los narradores más originales de la literatura europea fue distinguido este año con el premio Nobel de Literatura, el más apetecido por los artífices de las letras en el ámbito internacional.

La selección de un galardonado inquieta, todos los años antes de octubre, a grandes escritores que son mencionados en las predicciones como merecedores de la medalla, apetecida más por el honor que representa que por su manufactura en oro de 18 kilates y una dotación de un millón de euros. No siempre el veredicto del jurado de la Academia Sueca ha sido aceptado por los nominados en los corrillos literarios y no ganaron, pese a su amplia aportación a las letras. Es el caso del argentino Jorge Luis Borges, quien fue uno de los escritores más importantes del siglo pasado, nominado tres veces al galardón y, sin embargo, nunca lo recibió. Se dijo, en su oportunidad, que se debió a sus polémicas ideas políticas. Entretanto, Krasznahorkai figuraba, por primera vez, entre los favoritos y tuvo mejor suerte. Su primera novela “Tango satánico” se publicó en 1985 y fue bien recibida en su país por su originalidad, lo mismo que por su “literatura sin prisa” equivalente a un suculento plato cocinado a fuego lento y servido solamente a una “pequeña lista de personas que aún leen”. Para esta exquisitez ya no hay sitio en el mundo de hoy, según ha dicho el escritor en una entrevista ofrecida el año pasado. “La vida está muy acelerada, recibimos tanta información y con tanta rapidez que se nos olvida todo. Se han hecho estudios con niños que han concluido que, después de media página, se cansan y no se pueden concentrar. Esta literatura lenta, aunque luego coge ritmo, es para una islita muy aislada de lectores”.

La inclusión de la palabra tango en el título tiene que ver con la estructura de la novela, cuyos capítulos siguen los pasos de este ritmo musical: seis hacia adelante y seis hacia atrás. Además, destaca por presentar capítulos compuestos por un solo párrafo, sin interrupciones.

Después vinieron más libros; entre ellos, “La melancolía de la resistencia”, una novela que retrata otro de los grandes temas de su obra: la crítica al comunismo que gobernó su país por más de 40 años.

La novela cuenta la historia de un circo que llega a un pueblo que solo tiene un espectáculo: una ballena embalsamada. Muchos críticos vieron esto como una alegoría al sistema comunista que por entonces estaba en declive en Europa. En su escritura, Krasznahorkai prefiere no usar signos de puntuación, pero reconoce que al final se ve obligado a poner el punto, aunque cree que no tiene derecho a hacerlo porque “el punto final siempre lo pone Dios”.

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