Irreemplazables

Recuerdo la primera vez que me enfundé en unos pantalones acampanados

Recuerdo la primera vez que me enfundé en unos pantalones acampanados. Corría la primera mitad de la década de los años 70. Iba al cine del domingo por la tarde, la actividad social más esperada por los jóvenes.

Estábamos despertando a la adolescencia, en una época dorada donde el rock, la libertad y la paz eran los estandartes que identificaron un movimiento juvenil como nunca antes visto. Tanto así que aún sirve de punto de referencia para estudios de comportamiento humano, y para analizar el desempeño de esa juventud alocada que con el tiempo se volvió la que más riqueza ha generado en toda la historia. De hippies a potentados. Los baby boomers.

¿Como sucedió esto en jóvenes que fueron catalogados como vagabundos, haraganes, desocupados?. ¿Suerte, necesidad, inspiración?. Sea lo que fuere, dio resultados completamente imprevisibles.

No ha existido otra generación que haya logrado tanto como grupo etario. Perfeccionaron el concepto de esfuerzo y productividad. Su meta fue la obtención de un status. Creían que el fin justificaba los medios.

Fueron los creadores de la sociedad de consumo, en su afán de tener vidas con todas las comodidades que pudieran comprar.

En la actualidad son la mayor fuerza política, cultural, industrial y académica del planeta.

En los Estados Unidos son los que reúnen los ingresos económicos más altos.

Lastimosamente también son los culpables del estado actual de la sociedad. Su búsqueda por el buen vivir llevó a la humanidad a una carrera por el derroche, que dio origen al mundo actual frío y desalmado en la búsqueda del placer.

También se equivocaron en su manera de demostrar amor a sus descendientes con bienes materiales, favoreciendo la irresponsabilidad e insensibilidad. Crearon demasiado materialismo en sus mentes.

Obviamente ese no fue su propósito, pero el consumismo desató la envidia. De allí el estado actual de la convivencia, humano contra humano. Cuerpos sin alma en competencia encarnizada por todo, intolerantes a opiniones contrarias. Y como resultado una escalada de violencia imparable a todo nivel.

La generación pacífica por excelencia no tuvo el alcance de ver el futuro conflictivo que estaba sembrando para las nuevas generaciones. Y cuando se percataron del error ya no tenían tiempo para enmendarlo. Ya el planeta tenía el recambio generacional al mando.

La época de los pantalones acampanados, el cabello largo, el rock psicodélico fue única. Irreemplazable.

Todavía me pregunto si estábamos preparados para tanto.

Paz y amor, por siempre.

Te gustó este artículo, compártelo
Últimas Noticias