Según el informe “El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo” (SOFI 2025), el hambre en Centroamérica afecta al 5.0% de la población, una reducción respecto al 7.2% registrado en 2004-2006. Este avance es positivo, pero todavía hay millones de personas que viven en inseguridad alimentaria, particularmente en zonas rurales vulnerables.
Para evitar que estos progresos se estanquen o retrocedan es indispensable transformar los sistemas agroalimentarios con soluciones innovadoras, sustentadas en datos precisos y respaldadas por alianzas sólidas.
La Iniciativa Mano de la Mano (IMM) de la FAO nació con ese propósito. Su objetivo es acelerar la erradicación del hambre y la pobreza mediante inversiones estratégicas de alto impacto, priorizando las áreas con mayores desafíos y potencial.
Se trata de un enfoque integral que combina herramientas tecnológicas, inteligencia de datos y coordinación entre múltiples actores para orientar decisiones de inversión y política pública.
En Centroamérica, la IMM se concentra en todos los países de Centroamérica y en el Corredor Seco y las zonas áridas de los países del Sica, un territorio que cubre el 34% de la región y alberga a 21 millones de personas en áreas rurales, de las cuales más del 20% dependen de la agricultura de granos básicos.
El 37% de su población vive en pobreza y el 6.5% en pobreza extrema, en un contexto marcado por sequías recurrentes, degradación ambiental y alta vulnerabilidad al cambio climático, factores que incrementan la inseguridad alimentaria y fomentan la migración forzada.
La IMM utiliza análisis geoespacial, mapeo digital de suelos, zonificación agrícola por riesgo climático y estudios económicos para identificar las zonas con mayor potencial de impacto y priorizar inversiones.
El principio es claro: concentrar recursos donde puedan generar el mayor retorno social, productivo y ambiental.
Este enfoque ha permitido definir una estrategia que integra soluciones hídricas para consumo humano y riego eficiente, fortalecimiento de institutos nacionales de investigación agropecuaria, impulso a micro, pequeñas y medianas empresas y a ecosistemas digitales que vinculan productores con mercados, mapeo de suelos para orientar un uso sostenible de la tierra y planificación agrícola adaptada al riesgo climático.
En apenas dos años, la IMM ha movilizado una sólida red de socios; entre ellos, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda), la Cooperación Sur-Sur Trilateral con Brasil a través de la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) y EMBRAPA, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y otros aliados estratégicos.
Esta colaboración ya ha dado resultados concretos: mapas de suelos y herramientas de zonificación que optimizan las decisiones de siembra, adopción de tecnologías hídricas adaptadas a comunidades y cultivos, generación de empleo rural mediante el fortalecimiento de emprendimientos locales y la incorporación de la innovación y la investigación como ejes prioritarios en las políticas públicas regionales.
Más allá de sus componentes técnicos, la iniciativa Mano de la Mano es un mecanismo de concertación política y social.
Involucra a Gobiernos, organismos regionales, sector privado, organizaciones de productores y comunidades en un proceso de planificación conjunta que evita duplicidades, maximiza sinergias y asegura que las soluciones respondan a las necesidades reales de las personas.
Cada actor aporta capacidades, financiamiento o conocimiento, y todos comparten la responsabilidad de garantizar que los resultados sean sostenibles.
El SOFI 2025 confirma que cuando se combinan datos precisos, innovación y alianzas efectivas, el hambre retrocede.
La experiencia de la IMM lo demuestra: es posible transformar territorios vulnerables en polos de resiliencia y oportunidad si se actúa con enfoque estratégico y compromiso sostenido.
Mantenernos en un 5% de prevalencia del hambre no puede ser suficiente; el objetivo debe ser erradicarla por completo. Para lograrlo es necesario escalar y replicar este modelo en otras zonas de la región y más allá.
Centroamérica cuenta con capital humano, potencial productivo, biodiversidad y acceso a tecnología.
La IMM ofrece una hoja de ruta para integrar estos recursos en un proyecto común, priorizando las inversiones que generan impactos duraderos y medibles. Pero para alcanzar la meta se requiere voluntad política, financiamiento estable y un compromiso firme de todos los actores.
La lección es clara: solos podemos avanzar, pero juntos podemos transformar. La innovación, cuando se traduce en acción coordinada y sostenida, tiene el poder de cambiar realidades.
Esa es la esencia de la Iniciativa Mano de la Mano: convertir el potencial en resultados y los resultados en un futuro sin hambre, resiliente y próspero para todos.