Hundir la democracia

En Honduras, la cúpula del partido en el poder busca tomar el control de los órganos electorales

  • 05 de noviembre de 2025 a las 23:30 -

El 2 de noviembre del año 2000, la Estación Espacial Internacional (EEI), el laboratorio científico que orbita la Tierra a una altura promedio de 400 kilómetros, recibió su primera tripulación.

Previamente, los proyectos de estaciones espaciales de Estados Unidos incluyeron el Proyecto Horizonte (1959) y la primera estación espacial estadounidense, Skylab (1973-1979). En 1984, el presidente Ronald Reagan aprobó oficialmente la creación de la EEI.

James Beggs, entonces administrador de la NASA, buscó socios internacionales, incorporando a otras agencias espaciales como la ESA (Europa), JAXA (Japón) y CSA (Canadá). En 1993 se unió Roskosmos (Rusia). Actualmente, 15 naciones socias apoyan el laboratorio espacial.

En 1998, el lanzamiento y ensamblaje de los primeros módulos de la EEI requirió de 36 vuelos del transbordador espacial estadounidense y 6 misiones rusas de la nave Soyuz, además de múltiples vehículos de reabastecimiento.

La EEI, con una longitud de 109 metros, una masa superior a 400 toneladas y un volumen habitable de más de 900 metros cúbicos, es el objeto espacial más grande construido por el ser humano.

Sus paneles solares cubren un área de 2,247 metros cuadrados y generan alrededor de 735,000 kilovatios-hora de energía eléctrica al año. La órbita de la estación se mantiene entre 370 y 460 kilómetros de altitud.

Cuenta con invernaderos y laboratorios donde se han realizado más de 4,000 experimentos, desarrollados por más de 5,000 investigadores de 110 países. También posee una cúpula panorámica desde la cual los astronautas observan la Tierra.

En 2030, SpaceX llevará a cabo la reentrada controlada de la EEI para dirigirla hacia el fondo del océano Pacífico, marcando el fin de una era de cooperación científica internacional.

En Honduras, mientras tanto, la cúpula del partido en el poder busca tomar el control de los órganos electorales, lo que muchos consideran un intento por hundir la democracia, una metáfora que evoca el futuro de la EEI: un símbolo de unidad mundial que podría contrastar con los desafíos políticos locales.

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