“Fiu fiu”. Un sonido inconfundible que, dependiendo de quién lo escuche, puede ser un halago o una molestia. Es el típico silbido que se usa como piropo en muchos lugares.
A veces es recibido con agrado, otras con incomodidad o hasta con rechazo. Lo interesante es que su significado no está en el sonido en sí, sino en quién lo emite, quién lo recibe y en qué contexto ocurre.
Esta misma lógica aplica a la información que circula en nuestra sociedad. Lo que para unos es una verdad indiscutible, para otros es una provocación o incluso una manipulación.
En la era digital, la información viaja como un fiu fiu persistente, amplificado por las redes sociales y la inteligencia artificial.
Los algoritmos que rigen lo que vemos en internet no son neutrales. Como en una calle en la que ciertos silbidos se escuchan más que otros, las plataformas digitales favorecen algunas narrativas y silencian otras. Así como un silbido puede ser visto como un halago o como acoso, una noticia puede ser interpretada como verdad o manipulación.
Este fenómeno no es solo una cuestión de percepción; tiene consecuencias reales.
En Honduras, durante los procesos electorales, la desinformación se intensifica, amenazando la integridad del proceso democrático. Videos y audios manipulados mediante inteligencia artificial han sido utilizados para distorsionar la opinión pública.
La falta de regulación y la proliferación de noticias falsas en redes sociales dificultan que los votantes accedan a información veraz, alterando sus decisiones.
Así como un silbido malinterpretado puede generar reacciones opuestas, una noticia falsa repetida lo suficiente puede convertirse en “verdad”.
El problema es que esta dinámica afecta decisiones políticas, sociales y económicas, por eso en esta era digital, es crucial desarrollar un pensamiento crítico capaz de filtrar los ecos de la desinformación. Así como aprendemos a diferenciar un silbido amistoso de una advertencia incómoda, debemos ser capaces de distinguir entre una noticia verificada y una distorsionada.
Si queremos una sociedad más informada, necesitamos aprender a escuchar con más precisión, a cuestionar lo que nos llega y a entender que no todo fiu fiu es un reflejo fiel de la realidad.